Y la ciudad, ahora, es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana, aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana,
aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final se perderá, ligera.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana, aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
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Canción de autorDetalles discográficos
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La musicalización es idéntica, repite versos a modo de estribillo.
Al no contar con fuentes escritas, la transcripción es propia. La métrica y la acentuación son aproximadas.