Casida del herido por el agua
Quiero bajar al pozo,
quiero subir los muros de Granada
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.
Quiero bajar al pozo,
quiero morir mi muerte a bocanadas,
quiero llenar mi corazón de musgo
para ver al herido por el agua.
El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire su espada.
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía frente a frente
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía, ¡ay!, se curvaba.
¡Ay, qué furia de amor, qué hiriente filo,
qué nocturno rumor, qué muerte blanca!
¡Qué desierto de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
Los arenales de la madrugada.
(Transcripción propia a partir del audio a falta de fuente escrita; la puntuación y ortografía son estimadas)
Detalles discográficos
Poema relacionado
Comentarios
Musicalización idéntica excepto en una variación del orden de las estrofas y la repetición del último verso de la canción (v. 12 del poema).
La segunda estrofa de la canción es la última del poema y los versos del 9 al 12 se colocan al final con la repetición de este último.