La balada del empleado nuevo
Viene contento el nuevo
la sonrisa juntándole los labios
el lápiz Faber virgen y agresivo
el duro traje azul de los domingos
decente, un muchachito
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
murmura sí señor
se olvida de sí mismo
agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe hasta las siete menos cinco
Sólo entonces suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.
Claro uno ya lo sabe
se agacha demasiado
dentro de veinte años
quizá de veinticinco
no podrá enderezarse
ni será el mismo.
Tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
y un dolor en la espalda
siempre en su sitio
no dirá sí señor
dirá viejo podrido
rezará palabrotas despacito
Y dos veces al año
pensará convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
que todo todo ha sido
demasiado sencillo.
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Musicalización: Andrés Favero