Las abarcas desiertas

Jarcha

Por el cinco de enero,

cada enero ponía

mi calzado cabrero

a la ventana fría.

 

Y encontraban los días

que derriban las puertas,

mis abarcas vacías,

mis abarcas desiertas.

 

Nunca tuve zapatos,

ni trajes, ni palabras:

siempre tuve regatos,

siempre penas y cabras.

 

Me vistió la pobreza,

me lamió el cuerpo el río

y del pie a la cabeza

pasto fui del rocío.

 

Por el cinco de enero,

para el seis, yo quería

que fuera el mundo entero

una juguetería.

 

Y al andar la alborada

removiendo las huertas,

mis abarcas sin nada,

mis abarcas desiertas.

 

Ningún rey coronado

tuvo pie, tuvo gana

para ver el calzado

de mi pobre ventana.

 

Toda gente de trono,

toda gente de botas

se rió con encono

de mis abarcas rotas.

 

Rabié de llanto, hasta

cubrir de sal mi piel,

por un mundo de pasta

y unos hombres de miel.

 

Por el cinco de enero,

de la majada mía

mi calzado cabrero

a la escarcha salía.

 

Y hacia el seis, mis miradas

hallaban en sus puertas

mis abarcas heladas,

mis abarcas desiertas.

Por el cinco de enero,

cada enero ponía

mi calzado cabrero

a la ventana fría.

 

Y encontraban los días

que derriban las puertas,

mis abarcas vacías,

mis abarcas desiertas.

 

(Transcripción propia a partir del poema y del audio de la canción, a falta de fuente escrita; la puntuación y ortografía son estimadas).

Intérprete

Nacionalidad: España

Detalles discográficos

Tipo: Álbum
Año: 2011
Discográfica: Autoeditado

Comentarios

Esta versión supone una musicalización similar del poema de Miguel Hernández. El autor usa íntegramente el poema para componer la canción, donde todas las estrofas son repetidas por un coro; se utilizan, además las dos primeras estrofas del poema para poner fin a la canción:

«…Por el cinco de enero,/cada enero ponía/mi calzado cabrero/a la ventana fría…»

«…Y encontraban los días/que derriban las puertas,/mis abarcas vacías,/mis abarcas desiertas…»

 

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