Que corriendo van por la vega,
que y a las puertas de Granada,
que montan cuarenta jinetes
y el capitán que los manda.
Que y al entrar en la ciudad,
que parando su yegua blanca,
que quien le dice a una gitanaca
que entre sus brazos lloraba:
“Que te enjuagá el llanto, gitana,
que no me atormentes así,
y que yo tengo, mi gitana,
y un nuevo Edén para ti.
Que tengo un castillo en Granada,
que tengo pájaros y flores,
que tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores.
Que y en la vega del Genil,
que tengo toa mi fortaleza,
que yo te haré reina entre mil
cuando encierren tu belleza.
Y que sobre toda la orilla
que yo extiendo mi señorío,
que ni en Córdoba, ni en Sevilla,
hay un jardín como el mío.
Que yo olmos tengo en mi alameda,
que y hasta el cielo se levantan,
que y en redes de plata y seda
tengo pajarillos que cantan”.
Que montándola en su caballo,
que y en la mitad de su guardia,
que y el capitán de los moros
con la gitanita se marcha.
¡Ay que se marcha (x 5)!
¡Mira que se marcha (x 5)!
Género
FlamencoDetalles discográficos
Poema relacionado
Comentarios
La canción musicaliza el poema, con ligeras variaciones léxicas en los versos y suprimiendo algunas estrofas, a causa de lo cual el sentido cambia completamente. En el poema original, la cristiana pide al moro que la deje, porque es feliz en su tierra de León; él accede, y se va sin ella, entristecido. En la canción, el moro se lleva a la gitana para hacerla feliz en su castillo.