La palmera levantina – Miguel Hernández

La palmera levantina – Miguel Hernández

Título
La palmera levantina
Autor
Miguel Hernández. VIAF
Nacionalidad
España
Nacimiento
Fallecimiento
Poemario
[Poemas no recogidos en libro - primeros poemas]
Género poético
Poesía lírica
Publicación/Edición original
El Día [24 de febrero]
Edición utilizada
Obra poética completa - 2017 - Alianza Editorial
Año de publicación original
1932
Lugar de publicación original
Alicante
Movimiento
Generación del 27
Temas
Naturaleza, Levante, y Alicante
Texto (poema)

La palmera levantina,

la columna que camina.

La palmera…

La palmera levantina,

la que otea la marina,

la mediterránea era.

La palmera levantina,

la que atrapa la primera

ráfaga de primavera,

la primera golondrina.

La señora de paisajes.

La que araña los luceros

y se ciñe los encajes

de las nubes, cual turbantes, a los zancos datileros.

El magnífico incensario

que se mece solitario

al final de una colina,

contra azul extraordinario…

¡La palmera levantina!

La que arranca

la primera hebra de luces

a la aurora blanca.

La que brinda sol en grano al verderol.

La que se arroja de bruces

contra el Sol.

La palmera la que encuna

al arcángel de la luna.

La que escalan los palmeros,

que le arrancan sus macizos lagrimones

entre risas y canciones

y jilgueros;

aunque a veces hacen llantos

risas y cantos,

cuando de un violento viento

sacudidos estos árboles tornátiles

echan todo el firmamento:

aves, palmas, hombres, dátiles.

La palmera levantina,

lo primero que ve el ojo marinero

de los mares de Levante.

¡La palmera de Alicante!

Vedla, fina,

palpitar en el confín.

Vedla, presa, en la retina

de Azorín.

Contempladla entre los ojos

rojos de belleza, rojos

de crepúsculos y pena de Miró:

del amante de las horas soleadas de la siesta,

de los corpus campesinos, de las fiestas

aldeanas

olorosas a cosechas y a campanas,

del que adoro tanto yo.

Vedla hecha largas varas

ante aras

en los templos, recordando que el Rabí a Jerusalén

fue triunfante en un pollino.

Contempladlas suspirando por el pino

del amargo Enrique Heine.

Como manos compañeras,

al dejar mis anchos valles virgilianos

y marchar de una mentira bella en pos,

como manos,

desde fondos de horizontes y colinas

me dijeron las palmeras

levantinas:

“¡Adiós!”.

Comentarios

Se trata de uno de los primeros poemas de Miguel Hernández, publicado el 24 de febrero de 1932 en el diario El Día, de Alicante. Además de la exaltación a la tierra levantina y de Alicante a través de la palmera, el poema refleja la admiración de Miguel Hernández por ciertos autores, como Virgilio, Azorín, Gabriel Miró y Heine.



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