Mi rosa sin porqué
Cuando salgo de noche y llevo encima
tres vodkas con limón suelo encontrarme
a mi amigo Poíz. Es de Bengala
y va vendiendo rosas por Florencia.
Su madre murió en mayo, mes florido,
pero él estaba aquí, y en el envase
de un vaporizador vertió sus lágrimas
(estoy hablando figuradamente)
y roció las rosas de su ramo.
Tal vez por eso lucen tan lozanas.
Me lo he encontrado veinte o treinta veces
y no le he visto colocar ni una.
Es cosa comprensible: las parejas
(novios felices, viejos con amante
o algún macarra con putón eslavo)
están a lo que están, y raramente
se dejan conmover por las plegarias
de una tropilla de desamparados.
Yo, que soy hombre de costumbres, siempre
hablo un poco con él, le doy dos euros
y no acepto la flor, pero le digo:
“Si una noche me ves con una chica
(o con una mujer, que es otra cosa),
le das sin rechistar tu flor más bella”.
Mi rosa sin por qué
es la rosa más cara de la historia.
Género
Poesía líricaAutor
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Nacimiento autor: 1961Fallecimiento autor: No aplicaGénero: Hombre