Amorosa
Muchachita de luengos cabellos de oro
y figura que sólo sueña el pintor,
que deshojas las flores del gran tesoro
de los pocos abriles sin un amor.
Ama, hoy que en tu boca canta la risa
como un pájaro de oro que hizo el nidal
en tu ebúrnea garganta donde la brisa
que la cerca perfuma su áureo cristal.
¡Ama! Linda muchacha de ojos de maga
y de labios purpúreos llenos de miel.
¡No es eterna tu aurora, su luz se apaga…
y la sigue la noche negra y cruel!
¡Ama, linda muchacha! Bajo tu reja
florecida, te aguarda con hondo afán,
—el chambergo tirado sobre la ceja
y una hoguera en el pecho— gentil galán.
Hoy que estás en la aurora roja y galana
que la vida nos brinda sólo una vez;
hoy que es fresa tu boca, coral y grana
y alabastro bruñido tu tersa tez.
Que es tu cuerpo un magnífico y airoso nardo;
que es tu pecho turgente, rosa y marfil;
que es tu cuello el de un cisne níveo y gallardo
y tu aliento fragancias tiene de Abril.
Dale, dale que colme tales ardores
lo más puro de tu alma… ¡No tu desdén!
¡Ama, niña! No aguardes a que esas flores
de tu cuerpo y tu reja mustias estén.
¡Ama, vive la vida bella e inquieta!
No te muestres esquiva, que no es virtud…
Eso dijo un filósofo, grande poeta:
“¡Juventud sin amores, no es juventud!” [Estrofa x 2]
(Transcripción propia a partir del audio y el poema original de Miguel Hernández; la puntuación y ortografía son estimadas)