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Romance de la gentil dama y el rústico pastor. Joaquín Sabina. Inventario. Movieplay. 1978.
«Pastor, que estás en el campo
de amores tan descuidado,
escucha una gentil dama
que por ti se ha desvelado».
«Conmigo no habéis hablado»,
respondió el villano vil;
«tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico me voy a ir».
«Pastor, que estás avezado
a dormir en la retama,
si te casaras conmigo,
tendrías placentera cama».
«Vete a otra puerta y llama»,
respondió el villano vil;
«tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico voy a dormir».
«Más es que la de la nieve
de mi cuerpo la blancura;
rostro de leche y coral;
delgadica en la cintura».
«Mucho bueno poco dura»,
respondió el villano vil;
«tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico voy a dormir».
«El cuello tengo de garza,
labios dulces como la miel,
las teticas agudicas,
que el brial quieren romper…».
«No me puedes detener
por más que tengas ahí.
Tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico me quiero ir».
«¡Ah, mal haya el vil pastor
que dama gentil lo ame
y lo requiebre de amores
y él se vaya aunque lo llame!»
«El buey suelto bien se lame»,
respondió el villano vil;
«y por más que me dijeres,
con mi ganadico voy a dormir.
Y por más que me dijeres,
con mi ganadico voy a dormir».
Joaquín Sabina selecciona las partes que considera más significativas, para ajustar el texto a algo más de tres minutos, y hace algunos cambios léxicos menores y repite los dos versos finales del romance original. Es la única canción de Sabina basada en la musicalización de un poema preexistente, y ello porque pertenece a su primer disco, Inventario, que en 1978 bebía directamente de la canción protesta, a la manera de Paco Ibáñez. Sabina pronto repudió este álbum y empezó a distanciarse de la canción de autor, para abrazar otros estilos musicales; esto explica que nunca más realizara canciones basadas en musicalización de poemas.
Leningrado. Joaquín Sabina. Lo niego todo. Sony Music. 2017.
Me doctoré en tus labios de ocasión,
en una sórdida pensión
de Leningrado,
sin pasaporte y fuera de la ley
pero borracho, como un rey
desheredado.
Cincuenta rublos era un potosí,
y tu desnudo un maniquí
de grana y oro.
Nos dieron llaves de la suite nupcial,
que era un cuartucho de hospital
sin inodoro.
Nos quedaba para un vodka con limón
y un tostón del menchevique
de la esquina.
Cuando agonizó el palique, ¡qué ansiedad!,
te empecé a desabrochar
la gabardina.
No era fácil en la Unión
Soviética ir por
condones a recepción.
A años luz de la rutina
anidó una golondrina
en mi balcón.
No sé qué nos pasó ni cómo fue
que nos cruzáramos aquella
noche loca.
Balbuceamos cursiladas todo a cien
y rodamos descosiéndonos
la boca.
Nos matábamos de ganas de vivir
sobreactuando el vodevil
de la bohemia.
No dormir era más dulce que soñar
y envejecer con dignidad
una blasfemia.
Tú con boina, yo con barba, viva el Che,
recién conversos a la fe
del hombre nuevo,
no había caído el muro de Berlín
ni reventado el polvorín
de Sarajevo.
Porque la revolución
tenía un Talón
de Aquiles al portador
y flotando entre las ruinas
enviudó una golondrina
en mi balcón.
Ayer salías, morena, de un café
ya casi medio siglo que
no te veía.
“Eras rubia, si no recuerdo mal”,
dije; y, mintiendo: “estás más
guapa todavía”.
Me aceptaste una cerveza sin alcohol,
se nos había muerto el sol
en los tejados.
Funerales y con nada que decir
vi en tus pupilas un añil
mal dibujado.
No sé por qué sigo escribiendo esta canción
pero me sangra el corazón
cuando lo hurgo.
Supe que te casaste con un juez
y Leningrado es otra vez
San Petersburgo.
Ni siquiera comentamos
si quedamos,
pásame tu dirección
y de vuelta a la oficina
se estrelló una golondrina
en mi balcón.
Porque la revolución
tenía un Talón
de Aquiles al portador
y, flotando entre las ruinas,
enviudó una golondrina
en mi balcón.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La canción alude y, en cierto modo, invierte en el estribillo («enviudó una golondrina / en mi balcón») el sentido del verso de Bécquer: «Volverán las oscuras golondrinas».
Si volvieran los dragones. Joaquín Sabina y Fito Páez. Enemigos íntimos. Ariola y BMG. 1998.
Si la angustia no tuviera tantos meses,
si pudiera huir de esta ciudad,
si el milagro de los panes y los peces
consiguiera darnos de cenar.
Si tuvieran corazón las autopistas,
si alguien me esperara en la estación,
si bajaran de la luna los artistas,
si acabara bien esta canción.
Si aprendiéramos a amar como animales,
si quedara tiempo que perder,
si bailaran rock and roll los generales,
si cantara el gallo rojo del amanecer
y los sentidos olvidaran la razón.
y las golondrinas
supieran volver
a hacer su nido cada otoño en el reloj
de las oficinas,
si el huracán del porvenir
arrasara las fronteras,
rotas las banderas por la pasión,
si reinara en el dos mil
la imaginación.
Si el silencio cotizara más que el oro,
si encontrara hotel en Shangri-La,
si la muerte hiciera mutis por el foro,
si pudiera yo quererte hasta el final
y naufragar
en la isla del tesoro,
si los mercenarios de la soledad
incendiaran con un blues
todo el cono sur.
Si en los escombros de la revolución
creciera el árbol verde del placer
y las catedrales se cansaran de ser
ruinas del fracaso de dios.
Si volvieran los dragones a poblar las avenidas
de un planeta que se suicida.
Si volvieran los dragones,
Robin Hood, las amazonas,
Marco Polo, Nosferatu,
Garcilaso, Casanova,
Buster Keaton, Mata Hari,
don Quijote, Macedonio,
Moby Dick, Los Bucaneros,
Nostradamus, Celedonio,
Sargent Pepper, Goyeneche,
Sitting Bull, La Violetera,
Janis Joplin, doctor Jeckyll,
D’Artagnan, la primavera,
el Cantar de los Cantares,
Greta Garbo,el Tempranillo,
Babilonia, Julio Verne,
Camarón, los conventillos,
Gulliver, Sierra Maestra,
Bonny and Clyde,
La Magdalena,
Camelot, los alquimistas,
Atahualpa, Bonavena,
la tetona de Fellini,
Bakunin, las ilusiones,
Espartaco, Mesalina,
la cigüeña, los bufones,
si volvieran los dragones…
[Joaquín Sabina, Con buena letra, Madrid, Temas de Hoy, 2002]
La canción alude y, en cierto modo, invierte el sentido del verso de Bécquer: «Volverán las oscuras golondrinas», tanto en el título, como (más explícitamente) en estos versos: «y las golondrinas / supieran volver / a hacer su nido cada otoño en el reloj / de las oficinas».
Ay, voz secreta. Amancio Prada. Sonetos del amor oscuro. Auriola Eurodisc S. A.. 1988.
¡Ay, voz secreta del amor oscuro!
¡Ay, balido sin lanas! ¡ay, herida!
¡ay, herida!
¡Ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡Ay, corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay, noche inmensa de perfil seguro,
Montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay, perro en corazón, voz perseguida!
¡Silencio sin confín, lirio maduro!
Huye de mí, caliente voz de hielo,
No me quieras perder en la maleza
Donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza,
Apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡Que soy amor, que soy naturaleza!
Ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡Ay, corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay, perro en corazón, voz perseguida!
¡Silencio sin confín, lirio maduro!
Huye de mí, caliente voz de hielo,
No me quieras perder en la maleza
Donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza,
Apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡Que soy amor, que soy naturaleza!
(Transcripción tomada de Youtube Music).
El soneto se repite dos veces en la canción, aunque omitiendo en ella ciertos versos del poema original, potenciando así su fuerza expresiva musical.
Esta canción fue publicada de nuevo por Amancio Prada en 2004, dentro de su disco Sonetos y canciones de Federico García Lorca.
¡Ay, voz secreta del amor oscuro!. Miguel Poveda. Enlorquecido. Universal Music Spain S.L.. 2018.
Ay, voz secreta del amor oscuro
Ay, balido sin lanas, ¡ay herida!
Ay, aguja de hiel, camelia hundida
Ay, corriente sin mar, ciudad sin muro
Ay, noche inmensa de perfil seguro
Montaña celestial de angustia erguida
Ay, perro en corazón, voz perseguida
Silencio sin confín, lirio maduro
Huye de mí, caliente voz de hielo
Caliente voz de hielo
No me quieras perder en la maleza
Donde sin fruto gimen carne y cielo
Donde sin fruto gimen carne y cielo
Ay, voz secreta del amor oscuro
Ay, balido sin lanas, ¡ay herida!
Ay, aguja de hiel, camelia hundida
Ay, corriente sin mar, ciudad sin muro
Ay, noche inmensa de perfil seguro
Montaña celestial de angustia erguida
Ay, perro en corazón, voz perseguida
Silencio sin confín, lirio maduro
Deja el duro marfil de mi cabeza, de mi cabeza
Deja el duro marfil de mi cabeza, de mi cabeza
Apiádate de mí, rompe mi duelo
Que soy amor, que soy naturaleza
Apiádate de mí, rompe mi duelo
Que soy amor, que soy naturaleza
Naturaleza, naturaleza
Ay, voz secreta del amor oscuro
Ay, balido sin lanas, ¡ay herida!
Ay, aguja de hiel, camelia hundida
Ay, corriente sin mar, ciudad sin muro
Ay, noche inmensa de perfil seguro
Montaña celestial de angustia erguida
Ay, perro en corazón, voz perseguida
Silencio sin confín, lirio maduro
(Transcripción tomada de Youtube Music).
La musicalización adapta el soneto a la estructura de canción pop actual. El primer cuarteto se convierte en un estribillo o coro repetido tres veces a lo largo de la canción. También hay ciertas repeticiones de palabras o versos sobre los que la voz hace diferentes giros melódicos, algo característico del flamenco.
Jugar por jugar. Joaquín Sabina. Yo, mí, me, contigo. Ariola y BMG. 1996.
Sugiero que el más triste de los presos
tenga derecho a sábanas de seda,
bendita sea la boca que da besos
y no traga monedas.
Propongo corromper al puritano,
espiar en la ducha a las vecinas,
ir a quitarle al dios de los cristianos
su corona de espinas.
Nada de margaritas a los cuerdos,
hay que correr más que la policía
para bailar el vals de los recuerdos
llorando de alegría.
La vida no es un block cuadriculado
sino una golondrina en movimiento
que no vuelve a los nidos del pasado
porque no quiere el viento.
Se aconseja dormir a pierna suelta
lejos de tentaciones de diseño,
que no pase de largo por tu puerta
el hombre de tus sueños.
La rana esconde un príncipe encantado,
tu boca un agridulce de membrillo,
¡qué ganas de un cursillo acelerado
de besos de tornillo!
Y jugar por jugar,
sin tener que morir o matar,
y vivir al revés,
que bailar es soñar con los pies.
Conviene entrar penúltimo en la meta
de la vuelta a la infancia en patinete
y fusilar al rey de los poetas
con balas de juguete.
¿Por qué no doctorarse en cremalleras
como hace la hormiguita por tu espalda
e hilvanar con jirones de banderas
braguitas rojigualdas?
Hacen falta cosquillas para serios,
pensar despacio para andar deprisa,
dar serenatas en los cementerios
muriéndose de risa.
Y jugar por jugar,
sin tener que morir o matar,
y vivir al revés,
que bailar es soñar con los pies.
[Joaquín Sabina, Con buena letra, Madrid, Temas de Hoy, 2002]
La canción alude y, en cierto modo, invierte el sentido del verso de Bécquer: «Volverán las oscuras golondrinas». Por eso, el rey de los poetas puede suponerse que es el mismo Bécquer.
La vida moderna. Veintiuno (con Love of Lesbian). La vida moderna. Warner Music. 2022.
Dale, Pepu
(Un, dos, un, dos, tres).
En tu mensaje decías:
«Flaco, me siento muy sola,
Odio la vida moderna,
Hoy se me está haciendo bola».
Prométeme que nos vamos
Y yo me juego la plata.
Echo de menos oírte
Y no tocarte me mata.
Si la vida moderna
Me toca contigo,
Por mí que sea eterna
O que dure un ratito.
Odio la vida moderna
Con esta luz fluorescente.
Larguémonos hacia el sur
Para que el sol nos caliente.
Odio la vida moderna,
Pero me he puesto contento
Cuando he mirado de espaldas
Tus piernas en movimiento.
Si la vida moderna
Me toca contigo,
Por mí que sea eterna
O que dure un ratito.
Porque a mí me da igual
Lo que diga la gente.
Le llamáis poliamor
A los cuernos de siempre.
Porque a mí me da igual
Lo que diga la gente.
Le llamáis poliamor
A los cuernos de siempre.
En tu mensaje decías:
«Flaco, me siento muy sola.
Odio la vida moderna,
Hoy se me está haciendo bola».
Quiero matarme un poquito
Para vivir diferente.
Me gusta cuando me callas
Porque te tengo presente
Si la vida moderna
Me toca contigo,
Por mí que sea eterna
O que dure un ratito (¿por qué?).
Porque a mí me da igual
Lo que diga la gente.
Le llamáis poliamor
A los cuernos de siempre.
Porque a mí me da igual
Lo que diga la gente.
Le llamáis poliamor
A los cuernos de siempre.
En tu mensaje decías:
«Flaco, me siento muy sola.
Odio la vida moderna,
Hoy se me está haciendo bola»
(Transcripción propia a partir del audio; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
Asturias. Víctor Manuel y Miguel Poveda. 50 años no es nada. ION Música, Legacy y Sony Music. 2014.
[Víctor Manuel]
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
[Miguel Poveda]
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
[Víctor Manuel]
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias del alma,
hija de mi misma madre.
[Miguel Poveda]
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará este árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco y clavado
con su raíz entrañable
[Víctor Manuel]
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
[Ambos]
Mirad, obreros del mundo
[Víctor Manuel]
su silueta recortarse
[Ambos]
contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
[Víctor Manuel]
herida viva su carne.
[Víctor Manuel]
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
[Ambos]
millones de corazones
[Víctor Manuel]
golpean contra tus cárceles.
[Ambos]
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
[Víctor Manuel]
que Asturias está aguardándote
[Ambos]
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola en mitad de la Tierra…
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Se basa en las versiones originales de Víctor Manuel (1976 y 1983), con el acompañamiento flamenco de Miguel Poveda. El disco es resultado de la gira con el mismo nombre. En esta versión solamente cambian algunas palabras y se repiten versos.
Asturias canta en casa. Víctor Manuel y Varios intérpretes. --. --. 2020.
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos la sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará este árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra…
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Se basa en las versiones originales de Víctor Manuel (1976 y 1983). Idea y producción de David Feito, durante el confinamiento producido por la pandemia de Covid-19, varios músicos asturianos, incluyendo a Víctor Manuel, se grabaron desde sus casas para interpretar entre todos esta versión. Por eso, se mezclan varios géneros musicales. En esta versión hay ligeras variaciones léxicas y se repiten versos. En el enlace de YouTube, se ofrece esta nómina de intérpretes:
Victor Manuel
Melendi
David Feito – El Sueño de Morpheo
Juan Luis Suárez – El Sueño de Morpheo
Chus Pedro – Nuberu
Igor Paskual
Beatriz Díaz
Pablo Moro
Angel Miguel – Real Straits
Jesús Arévalo
Juanvi – Staytons
Lara Álvarez – Petit Pop
Alberto y Manu – Alberto & García
Anabel Santiago
Ana Nebot
Tina Gutiérrez
Nacho y Sergio Pevida
Nacho Felipe Cabeza
Eva Hevia
Marisa Valle Roso
Ivo – Muñeco
Vudú Miguel Herrero
Sandra Lusquiuños
Mario Álvarez
Héctor Tuya
José Manuel Fernández «Guti»
Ricardo Soberado
Asturias. Kalifornia. --. Autoeditado. 2019.
Asturias, si yo pudiera,
si yo pudiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada,
ríos sólidos la sangre
y al corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos,
ciegos de tanto mirarte,
sin verte Asturias del alma,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo,
su silueta recortarse
contra este cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme, sobre roca firme,
herida viva su carne.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote,
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra…
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Se basa en las versiones originales de Víctor Manuel (1976 y 1983), pero adaptándolas al rock. Kalifornia en una banda especializada en conciertos de fiestas populares, de modo que la canción se conoce por grabación propia a través de plataformas como YouTube. El año de 2019 se corresponde precisamente con la fecha en que se colgó la grabación en esta plataforma. Esta versión solamente cambia en algunas palabras, suprime algunos versos y repite versos.
Asturias. Francis Ligero y Emilio Ribera. --. --. 2017.
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde y del monte
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mira los obreros del mundo
su silueta recortarse
contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu último salto
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra…
¡Ay!
Sola, en mitad de la Tierra. (Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Parte de las versiones originales de Víctor Manuel (1976 y 1983). La versión se hizo para y se emitió en el programa Nel cantu la memoria de la Radiotelevisión del Principado de Asturias en el episodio dedicado a “Asturias” el 3 de agosto de 2017. Esta versión solamente cambia algunas palabras y repite versos.
Asturias. Víctor Manuel. --. Philips. 1976.
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
La canción se publicó por primera vez en 1976 como sencillo en vinilo, y luego, ese mismo año, fue recogida en el LP Víctor Manuel en directo, si bien, por problemas de censura, no alcanzó todavía en ese año la popularidad que alcanzaría a partir de la versión de 1983. En esta versión solamente hay ligeras variaciones de léxico y se repiten versos.
Asturias. Víctor Manuel. Por el camino. CBS. 1983.
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Sola en mitad de la tierra…
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
En 1976 se publicó con problemas la canción como sencillo, primero, y luego como parte del LP: Miguel Ríos en directo. Sin embargo, por problemas de censura, la canción no alcanzó, sino que le llegó en 1983, cuando se incluye dentro de este disco: Por el camino. A pesar de tener la misma base en la letra y la melodía, esta versión es distinta. En esta versión solamente cambian algunas palabras y repite versos.
Entre dos sombras. Enrique Morente. --. --. 2000.
Me desperté de nuevo
entre dos sombras.
No quedaban palabras
en mi memoria.
Con los dedos, a tientas,
las fui palpando:
sus ojos enemigos,
sus secos labios,
el mapa señalado,
los hondos cráteres,
corazones escritos
con soledades.
Mis compañeras sombras
de tantos años,
a su fiel prisionero
siempre velando.
Ellas, que me robaron
la luz de un sueño,
ya no piden rescate
por mi secuestro.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Enrique Morente, invierte el orden de los versos de la cuarta estrofa, que en el poema rezan así: “A su fiel prisionero / siempre velando / mis compañeras sombras / de tantos años”. Además, hace numerosas repeticiones, que no se señalan en la transcripción.
Parece tratarse de la actuación de Enrique Morente en el XII Festival Internacional de Tango de Granada, con Rodolfo Mederos al bandoneón.
La música de la canción fue obra del propio Mederos, como el propio compositor ha confirmado al grupo de investigación, y como figura en la base de datos de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
Alguien le dice al tango. Edmundo Rivero y Quinteto Nuevo Tango. El tango. Astor Piazzolla & Jorge Luis Borges. Polydor. 1965.
Tango que he visto bailar
Contra un ocaso amarillo
Por quienes eran capaces
De otro baile, el del cuchillo.
Tango de aquel Maldonado
Con menos agua que barro;
Tango silbado al pasar
Desde el pescante del carro.
Despreocupado y zafado,
Siempre mirabas de frente,
Tango que fuiste la dicha
De ser hombre y ser valiente.
Tango que fuiste feliz
Como yo también lo he sido,
Según me cuenta el recuerdo,
El recuerdo fue el olvido.
Desde ese ayer, cuántas cosas
A los dos nos han pasado;
Las partidas y el pesar
De amar y no ser amado.
Yo habré muerto y seguirás
Orillando nuestra vida;
Buenos Aires no te olvida,
Tango que fuiste y serás.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Supervivencia (o degeneración del mito). El Conventillo. Tangos de aquí y de allá. BBG Latino. 1998.
Abrir los ojos a otro viejo día,
a un mundo viejo y demasiado usado.
Darle los buenos o los malos días,
entre bostezos, a la vieja vida.
Hacer lo mismo. Repetir las mismas
palabras huecas y los mismos pasos
para lo mismo. Soportar las mismas
humillaciones con las mismas miras
y el mismo pago.
Subir la misma roca por la misma
penosa cuesta, como escarabajos, como escarabajos,
igual que ayer, un día y otro y otro día.
Subir la cuesta y al llegar arriba,
de vuelta abajo.
Hacer lo mismo. Repetir las mismas
palabras huecas y los mismos pasos
para lo mismo. Soportar las mismas
humillaciones con las mismas miras
y el mismo pago.
Subir la misma roca por la misma
penosa cuesta, como escarabajos, como escarabajos,
igual que ayer, un día y otro y otro día.
Subir la cuesta y al llegar arriba,
de vuelta abajo.
Y abrir los ojos a otro viejo día
y no poder (y no querer) cerrarlos.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
En la actualidad no está disponible en línea.
Tangos de aquí y de allá. El Conventillo. Tangos de aquí y de allá. BBG Latino. 1998.
Aunque quiso ocultarlo,
ella vino a quedarse.
Sin billete de vuelta
y hasta sin equipaje.
Lo supe en sus ojeras,
su pelo desteñido.
Me miró solamente.
Sin hablar me lo dijo.
Ella vino a quedarse.
Y ahora vive conmigo.
Aunque quiso ocultarlo,
ella vino a quedarse.
Sin billete de vuelta
y hasta sin equipaje.
Lo supe en sus ojeras,
su pelo desteñido.
Me miró solamente.
Sin hablar me lo dijo.
Ella vino a quedarse.
Y ahora vive conmigo.
Y ahora vive conmigo.
Y ahora vive conmigo.
Soledad.
Lo supe en sus ojeras,
su pelo desteñido.
Me miró solamente.
Sin hablar me lo dijo.
Ella vino a quedarse.
Y ahora vive conmigo.
Y ahora vive conmigo.
Y ahora vive conmigo.
Soledad.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
En la actualidad no está disponible en línea.
Primero de mayo. Osvaldo Jiménez. --. --. 0000.
Mi tango has sido tú. Recuerdo que te he escrito
con la mejor ginebra que dio mi corazón.
Contigo la tristeza fue quizá menos triste,
la soledad tan sólo una mala canción.
Recuerdo que he llevado tu nombre a los suburbios
y he visto cómo el tiempo te convirtió en papel.
Inquieta como un trozo de amor bajo la lluvia
recuerdo haberte visto temblar sobre mi piel.
Vivimos codo a codo, nada nos enturbiaba,
en tus ojos la luna parecía charol.
La ciudad nos miraba con su mejor sonrisa,
con tu mejor misterio desde aquella pensión.
A ti te he dedicado mis únicos desvelos
y las dudas que uno sólo siente una vez.
Detrás de cada esquina siempre estaba mi abrazo
estrechándote fuerte, esperándote fiel.
Después llegó el destino vestido de uniforme,
nos separó de un golpe y me arrojó hacia el mar.
Pero te llevo ahora mezclada con mi sangre,
uno jamás olvida tu nombre, libertad.
Vivimos codo a codo, nada nos enturbiaba,
en tus ojos la luna parecía charol.
La ciudad nos miraba con su mejor sonrisa,
con tu mejor misterio desde aquella pensión.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Un fragmento de la canción aparece como extra del documental Aunque tú no lo sepas. La poesía de Luis García Montero (2016), dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega: https://www.youtube.com/watch?v=Wqe5Cu_a0og
Espumas de la escollera. Daniel López y El Conventillo. De mares y caminantes. Ambar. 2000.
Espumas de la escollera,
Puerto de Santa María,
si Garcilaso volviera
yo sé que preguntaría
por su joven escudero
que quiso ser marinero
y se quedó en tierra un día,
en tierra un día.
Si Garcilaso volviera
seguro que encontraría
sus armas tan bien veladas
que entre claveles y espadas
le entregaría su arnés
y el luminoso vigía
del pueblo de la poesía
yo sé que respondería:
¡qué buen camarada es!
Si Garcilaso volviera
seguro que encontraría
sus armas tan bien veladas
que entre claveles y espadas
le entregaría su arnés
y el luminoso vigía
del pueblo de la poesía
yo sé que respondería:
¡qué buen camarada es!
¡qué buen camarada es!
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Tu corazón. El Conventillo y Alberto Gambino. Tangos de aquí y de allá. BBG Latino. 1998.
Tu corazón, cerrado por reformas,
vagando va en la música
sin querer contestarme.
Forajido de siempre no resiste
convivir bajo el reino
metal de las palabras.
La mirada que trajo conocía
ese dolor errante
de los barcos nocturnos.
Y se convirtió en testigo por decirme
las dudas de mis ojos, mis ojos,
y la canción que esconden.
Es silencio, silencio sin embargo,
vacío encadenado
al rayo de la luna.
¿Qué camino sin cruces, sin kilómetros,
sabrá llevarme a él?
¿Dónde podré encontrarlo a él?
¿Dónde podré encontrarlo?
Es silencio, silencio sin embargo,
vacío encadenado
al rayo de la luna.
¿Qué camino sin cruces, sin kilómetros,
sabrá llevarme a él, a él, a él, a él?
¿Dónde podré encontrarlo a él?
¿Dónde podré encontrarlo?
¿Dónde podré encontrarlo?
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
En la actualidad no está disponible en línea.
Glorias. Cuarteto Cedrón. Le Chant du coq - cantate. Polydor. 1972.
¿era rubia la pulpera de Santa Lucía? ¿tenía los ojos celestes?
¿y cantaba como una calandria la pulpera?
¿reflejaban sus ojos la gloria del día?
¿era ella la gloria del día inmensa luz?
son preguntas inútiles para este invierno
no se las puede echar al fuego para que ardan
no sirven para calentarse en el país
no sirven para calentar el país helado de sangre
por una sábana de luz iría la pulpera santa de voz
graciosamente moviendo sus alrededores sus invitaciones
y el olor de sus pechos y la penumbra de sus pechos
hacían bajar el sol sobre la pampa bajaban a la noche como un telón
hacían bajar el sol sobre la pampa
¿quién no se iba a perder en esa noche? ¿quién no se iba
a encontrar allí mesmo pasando
su furia por la suavidad que la pulpera fundó?
horas se podría estar contando esta historia y otras parejamente tristes
sin calentar un solo gramo del país sin calentarle ningún pie
¿acaso no está corriendo la sangre de los 16 fusilados en Trelew?
por las calles de Trelew y demás calles del país ¿no está corriendo esa
sangre?
¿hay algún sitio del país donde esa sangre no está corriendo ahora?
¿no están las sábanas pegajosas de sangre amantes?
¿y llena de sangre la pulpera y sus ojos celestes ahogados en sangre?
¿y la calandria hundida en sangre y la gloria del día
con las alas empapadas de sangre sin poder volar?
¿no hay sangre en la penumbra de tus pechos amada?
¿y dónde no la hay esa sangre caída de los 16 fusilados en Trelew?
¿y no habría que ir a buscarla?
¿y no se la habría de oír en lo que está diciendo o cantando?
¿no está esa sangre acaso diciendo o cantando?
¿y quién la va a velar? ¿quién hará el duelo de esa sangre?
¿quién le retira amor? ¿quién le da olvido?
¿no está ella como astro brillando amurada a la noche?
¿no suelta acaso resplandores de ejército mudo bajo la noche del país?
con sangre verdaderamente están regando el país ahora
oh amores 16 que todavía volarán aromando
la justicia por fin conseguida el trabajo furioso de la felicidad
oh sangre así caída condúcenos al triunfo
como calandria de sus pechos caía y
como sangre para apagar la muerte y
como sangre para apagar la noche y
como sol como día
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
El álbum contó con la colaboración de Paco Ibáñez (voz y guitarra).
Cambios. Cuarteto Cedrón y Paco Ibáñez. Le Chant du coq - cantate. Polydor. 1972.
[Juan Carlos Cedrón (cantado)]
“no olviden los orgullosos/que cuando a la tumba vayan/allí lo mismo se rayan/
humildes y poderosos”
pero nosotros no solamente queremos la igualdad en la muerte
también queremos la igualdad en la vida
queremos la justicia en vida
[Paco Ibáñez (cantado)]
¿por qué estaba triste ese peón de ferrocarril en la mañana
apoyado contra la verja de la estación?
¿por qué se le perdía la mirada sin ver a nadie de los que pasaban junto a él?
¿por qué estaba triste ese hombre?
[Juan Carlos Cedrón y el coro (recitado)]
¿por qué hay tantos hombres y tantas mujeres tristes en el país?
¿por qué a cierta hora del día parece que un oleaje de tristeza fuera a arrasar
la ciudad?
¿por qué tanta gente sale por sus ojos así o saca por sus ojos tristeza?
¿por qué esa tristeza golpea de noche las ventanas?
[Juan Carlos Cedrón (recitado)]
estas reflexiones suben en mí
metido en la litera alta de la celda 4 en el pabellón de castigo de la cárcel Villa
Devoto
eugenio abajo oye su radio a transistores
un rayo de sol pasea lento por la celda
¿por qué se pasea ese rayo de sol por acá?
eugenio quedó encorvado por las torturas pero no sacaron una sola palabra de
él
eugenio es un obrero tierno delicado
no le sacaron una sola palabra
[Paco Ibáñez (recitado)]
la mujer de eugenio a veces llora sin saber por qué
interminablemente sin saber por qué llora y deja la casa una semana o dos
lo deja a Eugenio una semana o dos
un rayo de sol pasea por la celda ahora
[Juan Carlos Cedrón (canto)]
¿y yo? ¿por qué estoy oyendo crepitar la tristeza de eugenio
si sé que hay pocos tan puros como él?
¿entonces su pureza no lo defiende del dolor?
¿a veces se le pierde la mirada sin ver a nadie de los que pasan junto a él?
Entonces…
[Juan Carlos Cedrón y el coro (canto)]
en las celdas de enfrente
los comunes no tienen litera ni colchón
a medianoche les dan un colchón para dormir
tienen que ir a buscarlo desnudos
los guardiacárceles obligan a los comunes desnudos a correr
tirarse al suelo arrastrarse para buscar el colchón
el invierno no puede calentar las baldosas heladas del pabellón de castigo
eugenio se encorva más todavía cuando el jadeo de los comunes
choca contra la puerta de la celda 4
[Juan Carlos Cedrón (recitado)]
¿esos ruidos tapan las crepitaciones de la tristeza de eugenio?
¿eugenio crepita de furor ahora?
¿la tristeza se congela en pajaritos que arden de furor?
¿en furor va a dar la tristeza de los pobres del mundo?
¿la tristeza de ese peón de ferrocarril dará en furor?
¿un oleaje de furor arrasará la ciudad?
¿arrasará las literas del pabellón de castigo de la cárcel de Villa Devoto?
¿arderán las baldosas heladas del pabellón y los comunes y nosotros?
[Juan Carlos Cedrón y el coro (cantado)]
nosotros no solamente queremos la igualdad en la muerte
también queremos la igualdad en la vida
queremos la justicia en vida
aunque sea corta y larga la muerte
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
El álbum contó con la voz y la guitarra de Paco Ibáñez. Precisamente, en esta canción la voz está a cargo del “Tata” Cedrón y de Paco Ibáñez, además del coro. Algunas partes aparecen cantadas y otras recitadas.
Ruidos. Cuarteto Cedrón. Le Chant du coq - cantate. Polydor. 1972.
Esos pasos, ¿lo buscan a él?
Ese coche, ¿para en su puerta?
Esos hombres en la calle, ¿acechan?
Ruidos diversos hay en la noche.
Sobre esos ruidos se alza el día.
Nadie detiene al sol.
Nadie detiene al gallo cantor.
Nadie detiene al día.
Habrá noches y días, aunque él no los vea.
Nadie detiene a la revolución.
Nada detiene a la revolución.
Ruidos diversos hay en la noche.
Esos pasos, ¿lo buscan a él?
Ese coche, ¿para en su puerta?
Esos hombres en la calle, ¿acechan?
Ruidos diversos hay en la noche.
Sobre esos ruidos se alza el día.
Nadie detiene al día.
Nadie detiene al sol.
Nadie detiene al gallo cantor.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Este álbum contó con la colaboración de Paco Ibáñez (voz y guitarra).
Mi Buenos Aires querido. Juan Tata Cedrón. Madrugada. La Rosa Blindada. 1964.
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Extrañura. Juan Tata Cedrón. Madrugada. La Rosa Blindada. 1964.
por la humedad
por esta calle donde
resbalan casos tardes situaciones
y un hombre
grita
hacete hacete
a los vacíos
donde podés aparecer
si sufro
si soy bueno
en esta calle llueve como es natural
y tu vientre está lejos y
a mis manos ya no sé qué decirles
a mis manos ni las puedo mirar
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Pasaba algo. Juan Tata Cedrón. Madrugada. La Rosa Blindada. 1964.
Cuando te fuiste, negra,
se me acabó la voz
y no soy yo el que canta,
el que canta es mi dolor.
Aroma de tu pelo,
sombras de tu pasión,
los sauces de tu llanto
se inclinarán
y temblarán
buscándome la voz.
Cuando viniste, negra,
se iluminó mi sangre,
cantaron los gorriones
contra el sol de la tarde.
Cuando te fuiste, negra,
se me acabó la voz
y no soy yo el que canta,
el que canta es mi dolor.
Aroma de tu pelo,
sombras de tu pasión,
los sauces de tu llanto
se inclinarán
y temblarán
buscándome la voz.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La Cruz del Sur. Juan Tata Cedrón. Trottoirs de Buenos Aires. Polydor. 1980.
Extraño la Cruz del Sur
cuando la sed me hace alzar la cabeza
para beber tu vino negro medianoche.
Y extraño las esquinas con almacenes dormilones
donde el perfume de la yerba tiembla en la piel del aire.
Extraño tu voz, tu caminar
conmigo por la ciudad.
Comprender que eso está siempre allá
como un bolsillo donde a cada rato
la mano busca una moneda el cortapluma el peine
la mano infatigable de una oscura memoria
que recuenta sus muertos.
La Cruz del Sur el mate amargo.
Y las voces de amigos
usándose con otros.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La canción aparece introducida por la lectura del poema “La mufa”, Julio Cortázar (1996). Salvo el crepúsculo, 71. Madrid: Alfaguara.
Java. Juan Tata Cedrón. Trottoirs de Buenos Aires. Polydor. 1980.
Nos quedaremos solos y será ya de noche.
Nos quedaremos solos mi almohada y mi silencio
y estará la ventana mirando inútilmente
los barcos y los puentes que enhebran sus agujas.
Yo diré: Ya es muy tarde.
No me contestarán ni mis guantes ni el peine,
solamente tu olor, tu perfume olvidado
como una carta puesta boca abajo en la mesa.
C’est la java
de celui
qui s’en va—.
C’est sa java.
C’est ma triste java.
Morderé una manzana fumaré un cigarrillo
viendo bajar los cuernos de la noche medusa
su vasto caracol forrado en terciopelo
donde duermen tus senos quemados por la luna.
Y diré: Ya es de noche
y estaremos de acuerdo, oh muebles oh ceniza
con el organillero que remonta en la esquina
sus títeres de luna para los niños pobres.
C’est la java
de celui
qui s’en va—
C’est sa java.
C’est ma triste java.
Es justo, corazón, la canta el que se queda,
la canta el que se queda para cuidar la casa.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Veredas de Buenos Aires. Juan Tata Cedrón. Trottoirs de Buenos Aires. Polydor. 1980.
De pibes la llamamos la vedera
y a ella le gustó que la quisiéramos.
En su lomo sufrido dibujamos
tantas rayuelas.
Después, ya más compadres, taconeando,
dimos vueltas manzana con la barra,
silbando fuerte para que la rubia
del almacén saliera, con sus lindas trenzas, a la ventana.
A mí me tocó un día irme muy lejos
pero no me olvidé de las vederas,
pero no me olvidé de las vederas.
Aquí o allá las siento en los tamangos
como la fiel caricia de mi tierra.
Cuanto andaré por ahí hasta que pueda volver a verlas.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Lluvia. Cuarteto Cedrón. Todo Raúl González Tuñón. Gotán. 1994.
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados.
Otras veces cae con furia y uno piensa en los maremotos
que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban.
No sabían nada de nosotros.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes
que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos
entrevisto o sospechado, los ademanes y las
palabras de ellos. Todo, todo ha desaparecido
y estamos solos bajo la lluvia, solos en
nuestro compartido, en nuestro apretado destino,
en nuestra posible muerte única, en nuestra
posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los tambores de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Oh, visitante.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ni en nuestro cuerpo ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan
grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta
cuando todo haya muerto, cuando tú y yo
seamos dos sombras y todavía estemos pegados,
juntos, subiendo siempre la callecita sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia,
igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines,
ya al deslizarse por los muros, ya al inundar los barrios
de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los
humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor
sea bello y triste, y acaso esa tristeza sea una
manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Polka de la tarjeta de cartón. Cuarteto Cedrón. Todo Raúl González Tuñón. Gotán. 1994.
¿Quién no conoció el peinado
que usaba Misia Felisa,
su pollera con bordado,
su cara llena de risa,
sus patios con emparrado,
sus fiestas con pericón
y quién no estuvo invitado
“con tarjeta de cartón”?
¿Quién no conoció la gloria
de matear bajo la parra
cuando tocaban victoria
los dedos en la guitarra,
cuando el mísero colado
salía por el balcón
porque no estaba invitado
con tarjeta de cartón?
Entonces un chorro fino
caía en la canaleta
formando su remolino
saltarín en la pileta.
Si faltaban los de al lado
se decía en la reunión
que no estaban invitados
con tarjeta de cartón.
Ah, las reuniones, comadre,
comentadas por semanas.
“Five o’clock tea” de Las Ranas,
de la gente más compadre,
de los que recién llegados
ligaban un ginebrón
porque estaban invitados
con tarjeta de cartón.
Reuniones de rompe y raja,
de malevos orilleros
que largaban la baraja
cuando olían entreveros;
chinas empingorotadas
hacían sonar el tacón
porque estaban invitadas
con tarjeta de cartón.
Farolito a Kerosén
del Almacén de Profumo,
mozos que se iban al humo
si les seguía el tren;
moños, cintas, charolados,
puro corte y confección,
porque estaban invitados
con tarjeta de cartón.
Época en que se formaba
corrillo al cantor del Bajo
y Buenos Aires fumaba
cigarrillos “Vuelta Abajo”.
Patios de cielo entoldado
con estrellas de ocasión…
¡Ah, no haber sido invitado
con tarjeta de cartón!
Polka de cintura fina
y peinado a la banana,
polka que fue la mañana
de la milonga argentina;
ya terminó tu función
y yo nunca te he bailado,
pues nunca estuve invitado
con tarjeta de cartón.
Yo nunca estuve invitado
con tarjeta de cartón.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La cerveza del pescador de Schiltigheim. Cuarteto Cedrón. Todo Raúl González Tuñón. Gotán. 1994.
Para que bebamos la rubia cerveza del pescador Schiltigheim.
Para que amemos Carcassonne y Chartres, Chicago y Quebec, torres y puertos.
Los blancos molinos harineros y la luz de las altas ventanas de la noche,
encendidas para los hombres de frac y para los ladrones.
Y las islas donde los Kanakas comen plátanos fritos
y bajo el sol y bajo las palmeras, entre ágiles mulatas suenan los ukeleles.
Islas, dije, las islas, soles rojos, platillos para Darius Milhaud.
¡Tener un corazón ligero! Vale decir amar a todas las mujeres bellas.
Y una moral ligera, vale decir, andar con gitanos alegres
y dormir en un puerto un ocaso cualquiera y en otro puerto y otro
y andar con suavidad y con desenvoltura de fumador de opio.
Para que a cada paso una mañana y una emoción o una contrariedad
nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña.
Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos: es decir estuve,
estuve en tal pasión, en tal recodo. Estuve por ejemplo,
en la feria de Aubervilliers, una mañana, con un trozo de asado,
una amistad tranquila, la mesa clara, el perro, el buen hablar
y afuera, las verduleras de París chapoteando con los zuecos en la nieve.
Para que bebamos la rubia cerveza del pescador de Schiltigheim
es necesario no asustarse de partir y volver, compañeros. Estamos
en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La calle del agujero en la media. Cuarteto Cedrón. Todo Raúl González Tuñón. Gotán. 1994.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Yo conozco la música de un barracón de feria,
barquitos en botella y humo en el horizonte.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad.
Ni la noche tumbada sobre el ruido del bar
ni los labios sesgados sobre un viejo cantar
ni el affiche gastado del grotesco armazón
telaraña del mundo sobre mi corazón.
Ni las luces que siempre se van con otros hombres
de rodillas desnudas y de brazos tendidos.
Tenía unos pocos sueños iguales a los sueños
que acarician de noche a los niños dormidos.
Tenía el resplandor de una felicidad
y veía mi rostro fijado en la vidriera
y en un lugar del mundo era un hombre feliz.
¿Conoce usted paisajes pintados en los vidrios
y muñecas de trapo con alegres bonetes
y soldaditos juntos marchando en la mañana
y carros de verdura con colores alegres?
Yo conozco una calle de una ciudad cualquiera
y mi alma tan lejana y tan cerca de mí
y riendo de la muerte y de la suerte y
feliz como una rama de viento en primavera.
El ciego está cantando. Te digo, amo la guerra.
Esto es simple, querida, como el globo de luz
del hotel en que vives. Yo subo la escalera
y la música viene a mi lado, la música.
Los dos somos gitanos de una troupe vagabunda.
Alegres en lo alto de una calle cualquiera.
alegres las campanas con una nueva voz.
Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en la media
sale el sol y se llena todo el cuarto de sol.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Sólo yo voy por ella con mi dolor desnudo,
sólo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir: Yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La canción ya había formado del disco Paco Ibáñez, y Cuarteto Cedrón (1977). Paco Ibáñez interpreta a Pablo Neruda [cara A] / Cuarteto Cedron interpreta a Raúl González Tuñón [cara B]. Ariola-Eurodisc.
Canción del prestidigitador. Cuarteto Cedrón. Todo Raúl González Tuñón. Gotán. 1994.
Juancito Caminador…
Murió en un lejano puerto
el prestidigitador.
Poca cosa deja el muerto.
Terminada su función
—canción, paloma y baraja—
todo cabe en una caja.
Todo, menos la canción.
Ponle luto a la pianola,
al conejito, a la estrella,
al barquito, a la botella,
al botellón, a la bola.
Música de barracón
—canción, baraja y paloma—
flor de campo sin aroma.
Todo, menos la canción.
Ponle luto a la veleta,
al gallo, al reloj de cuco,
al fonógrafo, al trabuco,
al vaso y a la carpeta.
Su prestidigitación
—canción, paloma y baraja—
el tiempo humilla y ultraja.
Todo, menos la canción.
Mucha muerte a poca vida.
¡Que lo entierre de una vez
la Reina del Ajedrez
y un poeta lo despida!
Truco mágico, ilusión,
canción, baraja y paloma,
que todo en broma se toma.
Todo menos la canción.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
En el disco Paco Ibañez interpreta a Pablo Neruda / Cuarteto Cedrón interpreta a Raúl Gonzalez Tuñón, de 1977 (Barcelona: Ariola-Eurodisc), el título del tema es “Juancito Caminador”.
Poema de los dones. Juan Tata Cedrón. --. --. 0000.
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido,
que se parece al sueño y al olvido.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
Fundación mitológica de Buenos Aires. Cuarteto Cedrón. Faubourg sauvage. Spalax. 1982.
¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.
Pensando bien la cosa, supondremos que el río
era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.
Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.
Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
presenciada de auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.
El primer organito salvaba el horizonte
con su achacoso porte, su habanera y su gringo.
El corralón seguro ya opinaba Yrigoyen,
algún piano mandaba tangos de Saborido.
Una cigarrería sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.
A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
la juzgo tan eterna como el agua y el aire.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).
La canción usa el adjetivo presente en el título del poema original, “La fundación mitológica de Buenos Aires”, antes de que Borges lo cambiara por «Fundación mítica de Buenos Aires».
Milonga de Albornoz. Cuarteto Cedrón. Faubourg sauvage. Spalax. 1982.
Alguien ya contó los días,
Alguien ya sabe la hora,
Alguien para Quien no hay
ni premuras ni demora.
Albornoz pasa silbando
una milonga entrerriana;
bajo el ala del chambergo
sus ojos ven la mañana,
la mañana de este día
del ochocientos noventa;
en el bajo del Retiro
ya le han perdido la cuenta
de amores y de trucadas
hasta el alba y de entreveros
a fierro con los sargentos,
con propios y forasteros.
Se la tienen bien jurada
más de un taura y más de un pillo;
en una esquina del Sur
lo está esperando un cuchillo.
No un cuchillo sino tres,
antes de clarear el día,
se le vinieron encima
y el hombre se defendía.
Un acero entró en el pecho,
ni se le movió la cara;
Alejo Albornoz murió
como si no le importara.
Pienso que le gustaría
saber que hoy anda su historia
en una milonga. El tiempo
es olvido y es memoria.
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
Villancico en Central Park. Moncho Otero. Los hombres no supieron. Vaso Music. 2004.
Mañanicas floridas
del frío invierno
recordad a mi niño
que duerme al hielo.
Vistió la noche, copo a copo,
pluma a pluma,
lo que fue llama y oro,
cota de malla del guerrero de otoño
y ahora es reino de la blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje? [Estrofa x 2]
Y arranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve,
y con amor, y con delicadeza y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protejo.
Para que no llore de frío.
Para que no llore de frío.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje? [Estrofa x 2]
(Transcripción propia a partir del audio de la canción; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
Musicalización similar, excepto por alguna alteración léxica y repetición de algún verso. Es significativo que Moncho Otero, en vez de «guerrero otoño» dice «guerrero de otoño», segundamente para ajustar el texto a la melodía, pero con un evidente efecto sobre el sentido original.
Aunque pertenece a un álbum de 2004, la canción fue por primera interpretada por Moncho Otero en 1998 en el programa de Canal Norte TV de San Sebastián de los Reyes (Madrid), ante el propio José Hierro, como puede verse en este enlace. Por su escasa calidad, aquí se ha usado y transcrito la letra según la interpretación que se hizo de la canción para el número 2 de 2014 de la revista digital Letra 15, editada por Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo», que puede verse aquí, junto con otras musicalizaciones de poemas.
Amalgama. Rayden (con Leonor Watling). Antónimo. Warner Music. 2017.
El amor que no madura se amorfa
Le crecen manos y amordaza
Se muerde la lengua hasta que amarga
Se transforma y muta en amenaza
El amor que sí madura se amarra
Le crecen risas y ameniza
El mejor apoyo y amortigua
El mayor tesoro y amortiza
Ama sin complejos, sin condiciones pero ama
Hasta que los besos sean la bajera de la cama
Que baje tu Dios y vea que solo son cuerpo y alma
Son fuego y se prenden sin quemarse, aguantan la llama
Ama hasta que seas desorden y caos, ama
Donde se termina el prejuicio, el deseo habla
Que digan lo que les venga en gana en serio que rabien
Ama hasta que lo pierdas todo menos las ganas
Ama en defensa propia, amor propio, prohibido
En todas direcciones, en ambos sentidos
Dirigido, recíproco, de recibo
El amor llama amor a lo que llamáis desvío
Ama lo imperfecto, ama ese defecto, ama
A veces lo mejor se pelea con lo incorrecto
No ames ser el centro, no ames el egoísmo
No odies ser quien eres, empieza a amarte a ti mismo
Quién lo probó, quién lo probó lo sabe
Quién lo probó, quién lo probó lo sabe
Beber veneno (vivir sin freno)
Creer que el cielo en un infierno cabe
Beber veneno, quién lo probó lo sabe
Esto es amor
Ama sin reservas, sin verbos ni restricciones
Ama sin amos, sin manos pero con lengua
Que todas las guerras que tengas sean de cama
Y que ninguno de los dos bandos quiera firmar la tregua
Hasta que se corra la tinta de los renglones
Ama sin reglas, sin etnias ni pasaporte
Entre ese par de bocas que quieren perder el norte
No hay visa, el beso es la única vía que hay de transporte
Ama sin medida, sin límites, sin ponerle nombre
Pero mirando bien a ambos lados
El amor no se pide prestado
Pero se presta a ello así que espera lo inesperado
Ama sin preguntas que te amarán sin respuestas
Ama aunque lo apuestes todo y dobles la apuesta
Ama aunque hayas amado y después lo pierdas
Amar es una rama que siempre dará la vuelta
Quién lo probó, quién lo probó lo sabe
Quién lo probó, quién lo probó lo sabe
Beber veneno (vivir sin freno)
Creer que el cielo en un infierno cabe
Beber veneno, quién lo probó lo sabe
Esto es amor
Esto es amor
Esto es amor
Beber veneno, con licor suave
Esto es amor
Beber veneno, en un infierno cabe
Esto es amor
Beber veneno, con licor suave
Esto es amor
Esto es amor, quién lo probó lo sabe
Esto es amor
Esto es amor, quién lo probó lo sabe
Esto es amor
Esto es amor, quién lo probó lo sabe
Esto es amor
Esto es amor, quién lo probó lo sabe
(Transcripción propia a partir del audio; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
La cita de algunos versos del soneto de Lope de Vega se produce con ligeras variaciones y adiciones. Además, hay una alusión velada a los versos «Tristes guerras / si no es de amor la empresa», del Cancionero y romancero de ausencias de Miguel Hernández.
¡Qué necesidad!. Luis Eduardo Aute. El niño que miraba el mar. Sony Music. 2012.
Sólo dos cosas son infinitas, el Universo y la estupidez humana.
Y del Universo, no estoy seguro.
Albert Einstein
Hay veces que aún me pregunto,
y sé que no tengo perdón,
por ese diabólico asunto
que dicen que es tu Creación.
Y no es por sondear su diseño,
que al fin sólo es una ecuación
o acaso la prole de un sueño
parido por una Explosión.
Tampoco por ser Uno y Trino,
que es casi una regla de tres,
por mucho que sea mi sino
buscarle a tu gato, tres pies.
Lo que es para mí un gran desgaste,
al filo ya de mi vejez,
es no saber por qué creaste
el monstruo de la estupidez.
Todo lo entiendo, Dios mío,
todo lo entiendo menos el desastre
de crear el lastre
de la necedad…
¡Qué necesidad
tanta necedad!
¡Qué necesidad!
Discúlpame el atrevimiento,
ya sé que no tienes edad…
pero es que no puedo, lo siento
me mata la curiosidad.
Ya no me sorprende, Dios mío,
que abrace tu Fe el vil metal
haciendo que el Libre Albedrío
se erija en estatua de sal,
ni que el paraíso del necio
se logre trepando al Poder
en donde el valor tiene el precio
que marca la Ley del «croupier».
El pánico que me desquicia
de tu Universal Sinrazón
es que el virus de la estulticia
se enganche a la procreación.
Todo lo entiendo, Dios mío,
todo lo entiendo menos el desastre
de crear el lastre
de la necedad…
¡Qué necesidad
tanta necedad!
¡Qué necesidad!
Sé que harto del aburrimiento
de tanto feliz querubín,
te diste al entretenimiento
de armarnos la de San Quintín.
Comprende que ya no me asombre
que muestres tu rostro más cruel
cediendo el aval de tu Nombre
al látigo contra el infiel.
Te ruego, desátame del nudo,
que ya no soporto este estrés,
explícame Tú, tan sesudo,
de qué va este androide al revés,
que cree que una vez fue un primate
que en su evolución racional
segó de raíz el debate
del Árbol del Bien contra el Mal.
Todo lo entiendo, Dios mío,
todo lo entiendo menos el desastre
de crear el lastre
de la necedad…
¡Qué necesidad
tanta necedad!
¡Qué necesidad!
Poema y canción están introducidos por la misma cita de Albert Einstein y tratan sobre la estupidez. Ambos utilizan lenguaje religioso y en ambos el autor se queja de no entender por qué Dios creó la estupidez. Los últimos versos del poema reformulan el estribillo de la canción: «Sólo una cosa/ no me cabe en la cabeza:/ tantísima sobredosis/ de sub-lime/ estulticia.» También tiene relación con el poema «Stupid Cupid» del mismo autor, que abunda sobre el mismo tema y acaba con los versos «Sólo una cosa no entiendo:/ ¿era necesaria la necesidad/ de tanta necedad?»
Junto al mar. Noviembre. Crónicas. --. 1990.
Si muero, que me pongan desnuda,
desnuda junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.
Si muero que me dejen a solas.
La mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.
Yo volveré a nacer. (x4)
Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.
Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiece a arder,
soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.
soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.
Yo volveré a nacer. (Varias veces hasta terminar)
(Transcripción propia a partir del audio de la canción; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
Musicalización casi idéntica, excepto que el yo lírico es femenino, con los consiguientes cambios de género en el texto, y se repite el verso final del poema («Yo volveré a nacer») a lo largo de la canción a modo de estribillo.
A la inmensa mayoría. Adolfo Celdrán. La Palabra Más. Cantando a Blas de Otero y Celaya. Sello Autor. 2003.
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Así nos dijo,
luchando contra el odio.
Peces de ciudad. Joaquín Sabina. Dímelo en la calle. Sony BMG y Ariola. 2002.
Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d’Austerlitz.
Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.
Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.
En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la Libertad,
pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar,
y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.
Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje.
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.
Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.
El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.
Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.
[Estribillo]
[Letra tomada de Joaquín Sabina, Con buena letra (Madrid: Temas de Hoy, 2002), p. 218]
En el estribillo, el verso «por mis sueños va, ligero de equipaje», alude al verso de Machado en su célebre «Retrato»: «me encontraréis a bordo ligero de equipaje». Nótese que en ambos textos se comparte el espacio metafórico de un barco en el mar, pero con sentidos distintos. Además, en la letra Sabina menciona unos «limoneros» que cabe también suponer que aluden al mismo poema de Machado: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, / y un huerto claro donde madura el limonero». Junto a estas, Sabina incluye alusiones a la cultura popular y otras formas de literatura, como la canción de Bob Dylan «Desolation Row» o la Comala de la novela Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo, entre otras.
Se incluye aquí la canción interpretada por el propio Sabina en 2002, porque fue el autor de la letra con Pancho Varona, pero antes la había interpretado Ana Belén en el álbum Peces de ciudad de 2001.
Tigre de Bengala. Xoel López. Si mi rayo te alcanzara. Sony Music. 2020.
Me encontré desnudo en medio del desierto,
confundí sus dunas con olas de mar,
intentando un viejo paso de merengue.
Me olvidé de que olvidé cómo bailar,
asomado a los barrancos de la noche,
sumergido en el sombrero de un disfraz.
Las criaturas me miraron fijamente,
y me dijeron: “chico, vuelve a tu lugar”.
¡Ah!
Me dijeron: “chico vuelve a tu lugar”.
¡Ah!
(Me dijeron: “chico vuelve a tu lugar”).
Las sirenas me besaron dulcemente,
me embriagaron mis anhelos de verdad,
y aún no sé si es que no estuve acertado,
o realmente lo que quise fue fallar.
Me crucé con un amor que yo creí haber olvidado.
Su reflejo me hizo ver con claridad:
los aciertos son errores del pasado
y los errores un camino que abrazar.
¡Ah!
Los errores un camino que abrazar.
¡Ah!
(Los errores un camino que abrazar).
(Ahora eres hijo de la madrugada
y descubres en la bruma tu verdad).
Sé que esconde su bombón envenenado.
Sé que guarda su belleza tras su telón de alquitrán.
Ya me guían las estrellas de la noche,
me regalan sus consejos cuando las veo brillar.
(Necesitas una escalera muy grande
para subir al cielo al que quieres llegar).
¡Ah!
Para subir al cielo al que quiero llegar.
¡Ah!
(Para subir al cielo al que quieres llegar).
Y si el tigre de Bengala (se salva),
y si Tom Hanks a la deriva (se salva),
y si David con una honda (se salva),
¿por qué yo no me habría de salvar?
(Y si el rayo que no cesa) te alcanza,
(y si una luz cegadora) te alcanza,
(y si un disparo de nieve) te alcanza,
y si el golpe del gigante te derriba,
¡arriba y arriba!,
¿por qué yo no me habría de salvar?
(¿Por qué tú no te habrías de salvar?).
¡Arriba y arriba!
(La ra ra ra ra ra ra ra ra).
(¿Por qué yo no me habría de salvar?).
[Transcripción propia a partir del audio; la puntuación es aproximada].
La canción incluye en uno de sus versos el título del libro de Miguel Hernández, El rayo que no cesa: «(Y si el rayo que no cesa) te alcanza». Para poderlo reflejar en esta base de datos, se ha optado por relacionarlo concretamente con el poema [¿No cesará este rayo que me habita?], pero la relación es con el poemario en su conjunto. Asimismo, hay citas a otras canciones, especialmente, «Ojalá», de Silvio Rodríguez (Al final de este viaje, 1978), cuando dice: «(Y si una luz cegadora) te alcanza. / (Y si un disparo de nieve) te alcanza».
Si mi rayo te alcanzara. Xoel López. Si mi rayo te alcanzara. Sony Music. 2020.
¿Cómo puedes decir
que eres mi amigo,
clavando tus palabras
en mi espalda;
si ríes cuando
muerdo el polvo
de la alfombra
que tiendes a mi paso;
si bebo de tu vaso
mi sangre derramada?
¡Oh, como un caballero griego trágico!
¡Oh, no eres nada sin tu polvo mágico!
Y si pudieras verte a través de mis ojos,
si mi propio rayo te alcanzara,
¿seguirías desertando de la vida
o volverías como la primera vez,
como un pez
remontando las aguas?
¡Oh, como un caballero griego trágico!
¡Oh, no eres nada sin tu polvo mágico!
Y, si te veo caer (y si te veo caer),
como la bestia en el tendido,
no me verás aplaudir (no me verás aplaudir),
ya no estaré allí contigo.
Y como un caballero griego trágico.
¡Oh, oh, oh!
No eres nada sin tu polvo mágico.
¡Oh, oh, oh!
Y si te veo caer (como un caballero griego trágico)
[Se confunden la voz del cantante y el coro, mezclando varias veces estas palabras hasta terminar la canción]
[Transcripción propia a partir del audio; la puntuación es aproximada].
La canción alude en el título y en varios versos al libro de Miguel Hernández, El rayo que no cesa, por el uso que hace Xoel López de las palabras cesar y rayo. Para poderlo reflejar en esta base de datos, se ha optado por relacionarlo concretamente con el poema [¿No cesará este rayo que me habita?], en el que se incluyen estas dos mismas palabras. Xoel López ha reconocido en entrevistas esta alusión a Miguel Hernández, no solo en esta canción, sino en el álbum completo, que tiene el mismo título. Por ejemplo: https://experpento.com/xoel-lopez-si-mi-rayo-te-alcanzara/ . A la luz de esta intertextualidad reconocida, es plausible que también haya una alusión al Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías en los versos «si bebo de tu vaso / mi sangre derramada», ya que la segunda parte del poema de Federico García Lorca se titula «La sangre derramada».
Vientos del pueblo. Ebri Knight. Guerrilla. Maldito Records. 2018.
Yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.
Tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Vencedores seremos
porque somos titanes,
sonriendo a las balas
y gritando adelante. [Estrofa x 3]
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Vencedores seremos
porque somos titanes,
sonriendo a las balas
y gritando adelante. [Estrofa x 2]
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
[Transcripción propia a partir del audio; la puntuación es aproximada].
En la musicalización se eligen algunas de las estrofas del poemas original, y algunas de ellas se repiten por necesidades melódicas. Más información en: https://ebris.cat/es/discografia/guerrilla
He andado muchos caminos. Noel Luna. Noel Luna. Autoeditado. 2021.
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
¡Ahhh!
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
¡Ahhhh!
(Transcripción propia a partir del audio de la canción, a falta de fuente escrita; la puntuación y ortografía son estimadas)
La canción, fiel a la estructura original del poema (a excepción, en favor de la musicalidad de la pieza, de la repetición de dos versos «Mala gente que camina / y va apestando la tierra…»), es una composición musical de estilo trovadoresco totalmente original que no está basada en ninguna otra versión anterior. Canción de compás ternario (¾) en tonalidad de mi menor (Em). La versión está grabada con voz, guitarra, pandero cuadrado y crótalos.
A mi gran Josefina adorada. Sole Candela & Sitoh Ortega. La tierra callada. Autoeditado. 2017.
No se ha podido tener acceso a la letra.
Realmente, el trabajo en el que se encuentra la musicalización de este poema, no es un disco en sí, sino una serie de actuaciones y eventos multidisciplinares de ambos artistas que comienzan en 2017, pero cuyo última muestra podemos encontrar en 2021. Aunque no aparece la musicalización de poema en cuestión, se puede ver una muestra de estas actuaciones en la web del músico y fotógrafo Sitoh Ortega
Tus cartas son un vino. Grupo Lux Aeterna. Recuerdos de un poeta. Autoeditado. 2017.
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.
(Transcripción propia a partir del poema y del audio de la canción, a falta de fuente escrita; la puntuación y ortografía son estimadas).
Esta versión supone una musicalización idéntica del poema de Miguel Hernández.
Tus cartas son un vino. Soledad Jiménez. El canto que no cesa. Homenaje a Miguel Hernández. Dulcimer Songs. 2017.
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.
Esta versión supone una musicalización similar del poema de Miguel Hernández. Este tema toma su letra de la versión creada por Joan Manuel Serrat.