Calambur
La axila vegetal, la piel de leche,
espumosa y floral, desnuda y sola,
niegas tu cuerpo al mar, ola tras ola,
y lo entregas al sol: que le aproveche.
La pupila de Dios, dulce y piadosa,
dora esta hora de otoño larga y cálida,
y bajo su mirada tu piel pálida
pasa de rosa blanca a rosa rosa.
Me siento dios por un instante: os veo
a él, a ti, el mar, la luz, la tarde.
Todo lo que contemplo vibra y arde,
y mi deseo se cumple en mi deseo:
dore mi sol así las olas y la
espuma que en tu cuerpo canta, y canta
—más por tus senos que por tu garganta—
do re mi sol la si la sol la si la,
do re mi sol,
do re mi sol la si la sol la si la,
do re mi sol.
(Transcripción propia a partir del audio y en contraste con el poema original; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
Detalles discográficos
Poema relacionado
Comentarios
En la canción se repite el último verso y se añaden, además, dos repeticiones del primer segmento del mismo.