La casada infiel

Julián Estrada

Fue la noche de Santiago

y casi por compromiso.

Se apagaron los faroles

y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas

toqué sus pechos dormidos,

y se me abrieron de pronto

como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua

me sonaba en el oído,

como una pieza de seda

rasgada por diez cuchillos.

Sin luz de plata en sus copas

los árboles han crecido,

y un horizonte de perros

ladra muy lejos del río.

 

 

Que yo me la llevé al río

creyendo, madre, que era mozuela.

Que yo me la llevé al río

creyendo, madre, que era mozuela,

creyendo que era mozuela,

creyendo que era mozuela,

pero tenía marido.

 

 

Pasadas las zarzamoras,

los juncos y los espinos,

bajo su mata de pelo

hice un hoyo sobre el limo.

Yo me quite la corbata.

Ella se quitó el vestido.

Yo el cinturón con revólver.

Ella sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas

tienen el cutis tan fino,

ni los cristales con luna

relumbran con ese brillo.

ni los cristales con luna

relumbran con ese brillo.

 

 

Que yo me la llevé al río

creyendo, madre, que era mozuela.

Que yo me la llevé al río

creyendo, madre, que era mozuela,

creyendo que era mozuela,

creyendo que era mozuela,

pero tenía marido.

 

 

 

(Transcripción propia a partir del audio a falta de fuente escrita; la puntuación y ortografía son estimadas).

Intérprete

Nacionalidad: España

Detalles discográficos

Tipo: Álbum
Título del álbum: Reflejo de luna y sal
Año: 1999
Discográfica: Fods Records

Comentarios

Hubo dos musicalizaciones anteriores a 1975, por eso no recogidas en esta base de datos: Pepe Albaicín (Sin título, 1964) y Pepe de Córdoba (Canta a Federico García Lorca, 1972).

La principal variación con el poema de Lorca es la omisión de los últimos versos del poema (vv. 32-55) y el cambio de los tres primeros de posición para convertirlos en un estribillo compuesto mediante repetición de versos.

Escucha la canción