Peteneras

Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
Y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta.

Como una grandiosa espina,
me duele este niño hambriento.
Como una grandiosa espina.
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Revuelve mi alma de encina.
Me duele este niño hambriento,
como una grandiosa espina.

(Transcripción propia a partir del audio y el poema original de Miguel Hernández; la puntuación y ortografía son estimadas)