Su nombre era el de todas las mujeres
Era una criatura detestable
en el plano moral, un ser abyecto,
una abominación lovecraftiana.
No era tampoco guapa, ni atractiva,
ni graciosa, ni joven, ni simpática.
Era un montón perverso de basura.
Pero fuiste tan imbécil que por ella
dejaste a la que amabas y vendiste
tu alma en los bazares de la noche.
Los bazares de la noche.
Tu alma en los bazares de la noche.
Era todo tan triste y tan absurdo.
No vivías apenas. Te colgabas
de la pared de la melancolía
y veías pasar las lentas horas
que hacia nada conducen y hacia nunca.
Las mujeres te habían retirado
su protección, los dioses su asistencia
y la literatura su cobijo.
Fueron tiempos difíciles aquellos.
Fueron tiempos difíciles.
Fueron tiempos difíciles aquellos.
La olvidé. Por completo. Para siempre
(o eso creía entonces). Me cruzaba
con ella por la calle y no era ella
quien se paraba en un escaparate
de ropa deportiva, no era ella
quien compraba el periódico en un quiosco
y se perdía entre la muchedumbre.
Como si hubiera muerto. No era ella.
Su nombre era el de todas las mujeres.
Todas las mujeres.
Su nombre era el de todas las mujeres.
Su nombre era el de todas las mujeres.
Todas las mujeres.
Su nombre era el de todas las mujeres. [Estrofa x 2]
(Transcripción propia a partir del audio y en contraste con el poema original; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas)
Género
RockDetalles discográficos
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Loquillo construye su canción fusionando los tres poemas de Luis Alberto de Cuenca, de modo que cada poema constituye una estrofa de la letra. La musicalización es similar, excepto porque repite algunos versos y hay alguna alteración léxica mínima.