De pibes la llamamos la vedera
y a ella le gustó que la quisiéramos.
En su lomo sufrido dibujamos
tantas rayuelas.
Después, ya más compadres, taconeando,
dimos vueltas manzana con la barra,
silbando fuerte para que la rubia
del almacén saliera a la ventana.
A mí me tocó un día irme muy lejos
pero no me olvidé de las vederas.
Aquí o allá las siento en los tamangos
como la fiel caricia de mi tierra.
Género
Poesía líricaAutor
-
Nacimiento autor: 1914Fallecimiento autor: 1984Nacionalidad: ArgentinaGénero: Hombre
Poemario
Año de publicación original:
1984
Lugar de publicación original: México
Publicación/Edición original: Editorial Nueva Imagen
Edición utilizada: 1996-Alfaguara
Canción relacionada
Comentarios
Nota de Julio Cortázar: «De este texto nació un tango con música de Edgardo Cantón» (Julio Cortázar (1996). Salvo el crepúsculo, 72. Madrid: Alfaguara).