La literatura ha servido de inspiración al heavy metal desde sus propios inicios, tanto desde el punto de vista temático (letras, álbumes dedicados, referencias, citas, adaptaciones, etc.) como del estético musical-conceptual y visual (la inclinación por lo épico y lo fantástico). Ya sea la influencia de la literatura de espada y brujería en las letras y la estética de artistas como puedan ser Ronnie James DIO o Manowar, ya las inspiraciones literarias de las letras y los álbumes de Iron Maiden o Mastodon, ya la definición de todo un género a partir de su dependencia de los temas literarios heroicos (epic metal), con especial representación de la literatura épica, histórica, fantástica y de ciencia ficción, el heavy metal encuentra en la literatura una fuente inagotable.
El heavy metal se revela como un género musical con especial inclinación por la narración, por contar una historia, tenga esta una inspiración literaria o no. Esto hace que, desde el punto de vista de la literatura, abunden las referencias a las formas narrativas, desde el poema épico hasta la novela realista, pasando por el relato corto y la leyenda, por mencionar solo algunas de las posibilidades. Sin embargo, la preferencia por la introspección y la atmósfera de algunos subgéneros del llamado metal extremo (black metal, sobre todo) y de otros más próximos a una sensibilidad gótica como puedan ser el doom metal o el metal sinfónico, ha facilitado que la lírica penetre también en el género.
A raíz de lo anterior, la poesía narrativa es la que tiene más presencia en el heavy metal. Las epopeyas griegas y romanas, junto con los cantares de gesta germánicos, con un lugar de honor para los poemas éddicos y, a partir del auge del metal finlandés, el Kalevala, son los mejor representados —y estudiados, solo hace falta echar un vistazo a la bibliografía de más abajo para comprobarlo—, pero esto no obsta para que romances hispánicos (p. ej. la demo Zamora [2005] de Klanghör, dedicada al ciclo del cerco de Zamora) y baladas románticas (p. ej. “Throne in the Sky” de Metalium [Hero Nation, 2002], “Lorelei” de Scorpions [Sting in the Tail, 2010] o, incluso, “Loreley” de Feuerschwanz [Metvernichter, 2009] sobre el poema de Heinrich Heine), o poemas épicos no europeos (p. ej. “Gilgameš” de Rotting Christ [Κατά τον δαίμονα εαυτού, 2013]) también sean recurrentes. El teatro en verso, por cuanto también cuenta una historia, recibe asimismo atención, con especial preferencia por las que tratan de las grandes pasiones humanas, como las tragedias shakesperianas (p. ej. los dos discos conceptuales dedicados, respectivamente, a Macbeth [Shakespeare’s Macbeth – A Tragedy in Steel, 2002] y a El rey Lear [A Tragedy in Steel Part II – Shakespeare’s King Lear, 2018] de Rebellion) o la tragicomedia barroca (p. ej. “Ah! Wretched Me!” de Dark Moor [Ancestral Romance, 2010], inspirada en el monólogo de Segismundo en La vida es sueño de Calderón de la Barca).
En cuanto a la lírica, predominan las versiones y las citas de poemas del romanticismo y el posromanticismo europeos (véase, más abajo, la bibliografía), con algunas concesiones a corrientes poéticas del siglo XX (p. ej. la versión del poema de T. S. Eliot “Eyes That Last I Saw in Tears” de Delight [Last Temptation, 2000]) y a autores modernos y premodernos del canon occidental (p. ej. el proyecto dedicado a la obra de Petrarca Verde Lauro). Sin embargo, aún más que la adaptación se prodiga la adopción de la atmósfera, los motivos, los recursos expresivos y la estética de, en particular, el simbolismo y el decadentismo, algo que resulta especialmente visible en los géneros a los que antes se les ha atribuido más afinidad con lo lírico: black metal, doom metal y symphonic metal. Aun así, sobre todo en algunos de los subgéneros del llamado metal extremo (particularmente, el death metal y los derivadosdel hardcore), se encuentran procedimientos muy cercanos a los de las vanguardias, en los que, a nivel musical, textual y vocal, el experimentalismo confluye con la deshumanización y la desarmonización, y las teorías sobre el teatro de la crueldad de Artaud se perciben en letras cargadas de violencia y provocación.
No hay nada de sorprendente en estas preferencias poéticas. El heavy metal guarda notables similitudes con muchas de las aspiraciones vitales y estéticas del romanticismo y el posrromanticismo: el rechazo de la sociedad, la autoidentificación con y la entronización de personajes marginales, una exaltación de la subjetividad y el individuo en continua tensión con el deseo y la sensación de hermandad con otras personas de sensibilidad similar (brothers of metal), la sed de trascendencia, de intensidad, y la huida de la rutina diaria, de una existencia aburrida e insignificante, encontrando refugio bien en la naturaleza (típico del black metal), bien en la nostalgia de un tiempo pasado idealizado (propio del pagan metal, pero poco a poco también de las composiciones destinadas a recordar los tiempos dorados del heavy metal), bien en paraísos artificiales (hedonismo, alcohol y drogas). Según el subgénero, también se puede hablar de rasgos de dandismo (glam metal) y folklorismo (folk metal), y hasta de nacionalismo —en su acepción excluyente— metálico (los subgéneros autodenominados true, en especial el trve kvlt black metal).
Por su parte, los subgéneros más experimentales dentro del llamado extreme metal reaccionan ante lo que perciben como un aburguesamiento del heavy metal de la misma manera que lo hicieron las vanguardias cuando las transgresiones románticas y posrrománticas dejaron de ser sentidas como tales y hasta empezaron a ser consumidas por el gran público (el equivalente artístico a la difusión de videoclips de heavy metal en MTV en los años ochenta y, hoy día, a la incompatibilidad entre la autenticidad y el éxito comercial). En su exploración de la distorsión musical y vocal y del ritmo, algunos subgéneros se acercan a los planteamientos deshumanizadores de, por ejemplo, el futurismo, exaltando, como este, la técnica, es decir, la tecnología (los instrumentos eléctricos) y la habilidad (la rapidez y/o complejidad de ejecución), y el movimiento (la velocidad y el virtuosismo), hasta extremos que deshumanizan el sonido y la ejecución, bien porque los músicos se acercan al rendimiento de una máquina, bien porque el sonido resultado no puede reconocerse fácilmente como algo producido por humanos ni para ser escuchado por humanos, ni tan siquiera como música (en especial, el death metal y, sobre todo, el grindcore, pero también, por ejemplo, el drone metal, si bien es verdad que, en lugar de llevando al límite la rapidez, lo hace llevando al límite la lentitud y el rango de frecuencias). Otros se acercan más al surrealismo en su persecución de la anulación del sentimentalismo, de la transgresión, de la provocación y el uso de la crueldad, la violencia y el humor negro en sus letras (con el goregrind y el porngrind como los ejemplos más obvios). Por último, algunos comparten con el expresionismo la búsqueda de atmósferas que sugieran estados de ánimo y percepciones de la realidad subjetivas y emocionales, con predominio de sentimientos negativos como la ansiedad, el miedo o el odio (p. ej. black metal). Además, en su desarrollo, siguen la misma sucesión y velocidad frenéticas de las vanguardias, creando un subgénero tras otro que, a veces, se diferencian únicamente en detalles. Así pues, las elecciones de las fuentes de inspiración poéticas del heavy metal descansan en su afinidad estética y espiritual con las corrientes artísticas del siglo XIX y principios del siglo XX.
Los usos de las fuentes poéticas son los mismos que para el resto de géneros: alusiones, citas, imitaciones, reescrituras, contrahechuras, parodias, continuaciones y musicalizaciones. Los poemas líricos son mucho más susceptibles a conservar su literalidad, proliferando las alusiones, las citas y las musicalizaciones sin casi intervención sobre el texto original (y, aun así, esta suele estar limitada a la selección). En cambio, los poemas narrativos y dramáticos se prestan más al resto de procedimientos, en tanto que el énfasis está en el contenido, no tanto en la forma, a excepción de los que tienen una tradición popular o folklórica histórica, que en ocasiones son tratados con cierto respeto de anticuario debido a las inclinaciones historicistas de algunos subgéneros (en especial, pagan metal). Sin embargo, la influencia de las fuentes poéticas sobre el heavy metal no se limita a lo textual. La afinidad del heavy metal con la poesía es, como evidencian los párrafos anteriores, estética y de espíritu, y es ahí, y no en la influencia o en la presencia de poemas concretos, donde verdaderamente se manifiesta su vínculo.
Amaranta Saguar García
Fecha de publicación: 20 de febrero de 2024
Última actualización: 20 de febrero de 2024