Al verla muerta
¡Pobre Juanica! ¡Pobre güertana!
Por la sendica pal cimenterio
la han llevao muerta
esta mañana.
El capullico más campanero
que s’abre al día
y del almendro reflorecío,
rama pulía.
Por la sendica se lo llevaron
su cuerpo, su cuerpo yerto
y dinde entonces el claro cielo
de luto, de luto viste
lloran los pájarillos adentro del güerto
¡Tuico está triste!
El arroyico que se dilata,
disquía la choza que ella habitara,
por tuíco el suelo
como una cinta e cascabelicos,
como un espejo largo de plata,
cruza mudico,
cruza enturbiao porque su cara ya no retrata
y las palomas pal cimenterio guían el güelo.
¡Ya no más noches en su ventano lleno de luna, lleno de azahares
a los compases de mi guitarro
diré cantares!
¡Si s’ha marchao quien m’ascuchaba!
¡Pa icir pesares el guitarrico ya solo agarro!
La vida anoche muerta ¡Qué hermosa!
En la mesica paecía dormía
Me entró una cosa, una de lloros
cuando la vide con la mortaja,
rodía de cirios, blanquica y maja
como una rosa, como una rosa.
Por la sendica se la llevaron esta mañana,
y al verla muerta, la palmerica mustió la palma,
se queó el cielo sin sus colores, sin luz la güerta,
tristes los pájaros, rota mi alma.
(Transcripción propia a partir del audio y el poema original de Miguel Hernández; la puntuación y ortografía son estimadas)