El enamorado y la muerte

Amancio Prada

Yo me estaba reposando
anoche como solía,

no sé qué sueño soñaba

que los ojos se me abrían.
Vi entrar señora tan blanca
muy más que la nieve fría.
—¿Por dónde has entrado, amor?
¿Por dónde has entrado, vida?
Cerradas están las puertas,
ventanas y celosías.
—No soy el amor, amante:
la muerte que Dios te envía.
—¡Oh Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
—Un día no puedo darte,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se levanta,
más deprisa se vestía.
Ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
—¿La puerta cómo he de abrirte
si no es la hora convenida?
Mi padre no fue a palacio,
mi madre no está dormida.
—Si no me abres esta noche,
ya nunca más me abrirías;
la Muerte me anda buscando,
junto a ti vida sería.
—Vete bajo la ventana
Donde bordaba y cosía,
te echaré cordel de seda
para que subas arriba,
si la seda no alcanzara,
mis trenzas añadiría.
Ya trepa por el cordel,
ya toca la barandilla,
la fina seda se rompe,
él como plomo caía.
La Muerte le está esperando
abajo en la tierra fría:
—Vamos, el enamorado,
la hora ya está cumplida.

Intérprete

Nacionalidad: España

Detalles discográficos

Tipo: Álbum
Año: 1990
Discográfica: Ariola

Comentarios

No sabemos si la modificación de los versos 3 y 4 es innovación del artista o pertenece a una tradición diferente de la de los textos consultados, por eso seguimos considerando que la musicalización es idéntica a pesar de esa variación.

 

Se retoma en el ábum Del amor que quita el sueño (Musicamaina, 2010).

 

En el álbum hay otras piezas de la lírica castellana medieval y temprano-moderna.

 

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