Jardín de naranjas
Eras jardín de naranjas.
Huerta de mares abiertos.
Tiemblo de olivar y pámpanos,
los verdes cuernos.
Con pólvora te regaron.
Y fuiste toro de fuego.
Le están dando a este toro
pastos amargos,
yerbas con sustancia de muertos,
negras hieles
y clara sangre,
sangre ingenua,
ingenua de soldado.
¡Qué mala comida para este toro verde
acostumbrado a las libres dehesas y a los ríos,
para este toro a quien la mar y el cielo
eran aún pequeños,
eran aún pequeños como establo!
Lloraba recio, golpeando, oscuro,
las humanas paredes sin salida.
Para marcarlo de una sacudida,
lo esperaba la luz fuera del muro.
Grito en la entraña,
la entraña que lo hincó, futuro,
desventuradamente y resistida
por la misma cerrada, abierta herida
que ha de exponerlo al primer golpe duro.
¡Qué desconsolación y qué ventura!
Monstruo batido en sangre, descuajado
de la cueva carnal del sufrimiento.
Mama la luz y agótala, criatura,
tabícala en tu ser iluminado,
que mamas con la leche el pensamiento.
¡Ohhhhhh!
Mama la luz y apriétala, criatura,
tabícala en tu ser iluminado,
que mamas con la leche el pensamiento.
¡Ohhhhhh!
(Transcripción propia a partir del audio y los poemas originales; la puntuación y ortografía son estimadas)
Detalles discográficos
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Comentarios
Poveda fusiona tres poemas de Entre el clavel y la espada de Alberti que tiene el tema común de los toros, pero usa de título común el primer verso de [Eras jardín de naranjas]; la musicalización es casi idéntica, excepto por algunas repeticiones y variaciones léxicas.