Poema social de guerra y muerte
Tened presente el hambre, recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.
No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrabais cuando el hambre llamaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.
Se ejercita en la bestia y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.
Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.
Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres, aquí estoy, aquí estamos.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
Los que entienden la vida como un motín sangriento
Como los tiburones, voracidad y diente
Panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
Género
Punk y punk-rockDetalles discográficos
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Comentarios
Versión mucho más breve del poema, que cambia también el orden de algunas de las estrofas.