Ver a Marta nadar
No he hecho otra cosa en todo este verano.
Me siento al sol, rasgando el horizonte,
y la miro nadar, [verso x 3]
y así como el océano la envuelve
en su honrada grandeza,
la rodean mis ojos recorriendo
en un sueño levísimo y ardiente
la sumergida carne misteriosa,
promesa de otras vidas en su estiba.
Miro la perfección de sus brazadas,
esa falsa indolencia con que flota
por encima de todo, [verso x 3]
el moderado y terco
esfuerzo de la espalda deslumbrante,
su extraña finitud entre infinitos
de arena y aire y agua,
un cuerpo que en la luz clarea y fulge
siempre igual a sí mismo,
rompiendo olas para unirse al mundo,
mientras deja en su estela
un tributo de piel para los peces.
Y las humanas aspas de su impulso
amenizan la paz de mi mirada,
y la miro nadar. [verso x 3]
Veo
toda esta plenitud vacía y nueva
en los brazos de Marta,
que ante mis ojos
nada, [verso x 3]
que ante mis ojos
nada. [verso x 3]
(Transcripción propia a partir del audio de la canción y en contraste con el texto del poema; a falta de fuente escrita, la puntuación y ortografía son estimadas).