Afuera, afuera, Rodrigo
Afuera, afuera, Rodrigo
el sobervio Castellano,
acordásete deviera
de aquel buen tiempo passado,
que te armaron Cavallero
en el Altar de Santiago,
quando el Rey fue tu padrino,
tu Rodrigo el afijado:
Mi padre te dio las armas,
mi madre te dio el cavallo,
yo te calçé espuela de oro,
porque fuesses más honrado.
Pensé de casar contigo,
no lo quiso mi pecado,
casaste con Ximena Gómez,
hija del Conde Lozano.
Con ella huvistes dineros,
conmigo fueras honrado,
porque si la renta es buena,
muy mejor es el Estado.
Si bien casaste, Rodrigo,
muy mejor fueras casado,
dexaste hija de Rey
por tomar de su vasallo.
En oír esto Rodrigo
quedó dello algo turbado,
con la turbación que tiene,
esta respuesta le ha dado.
Si os parece, mi señora,
bien podemos desviarlo.
Respondiole doña Vrraca:
con rostro muy sossegado:
No lo mande Dios del Cielo,
que por mí se haga tal caso.
Que mi alma penaría,
si yo fuesse en discrepallo;
bolviose presto Rodrigo
y dixo muy angustiado:
Afuera, afuera los míos,
los de a pie y los de a cavallo,
que de aquella torre mocha
vna vira me han tirado,
y aunque no traía fierro,
el coraçón me ha passado,
ya ningún remedio siento,
sino vivir más penado.
Género
RomancesAutor
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Nacimiento autor: 1500Fallecimiento autor: 1600Nacionalidad: EspañaGénero: Hombre
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Comentarios
Se considera que esta versión concreta del romance, donde las espuelas del Cid son de oro, es fruto de los retoques de Juan de Escobar.