Combates de los hombres del Cid

Per Vermudoz, el que antes rebtó,

con Ferránt Gonçálvez de cara se juntó ;
firiensse en los escudos sin todo pavor.

Ferrán Gonçálvez a don Pero el escudol passó,

prísol en vázio, en carne nol tomó,

bien en dos logares el astil le quebró.

Firme estido Per Vermudoz, por esso nos encamó;

Un colpe reçibiera, mas otro firió :

crebantó la bloca del escudo, apart gela echó,

passógelo todo, que nada nol valió.

Metiól la lança por los pechos, çerca del coraçón ;

tres dobles de loriga tenie Fernando, aquestol prestó,
las dos le desmanchan e la terçera fincó:

el belmez con la camisa e con la guarnizón

de dentro en la carne una mano gela metió;

por la boca afuera la sángrel salió;

crebáronle las çinchas, ninguna nol ovo pro,
por la copla del cavallo en tierra lo echó.

Assí lo tenien las yentes que mal ferido es de muort.

En elle dexó la lança e mano al espada metió,

quando lo vido Ferrán Gonçálvez, conuvo a Tizón ;

antes que el colpe esperasse dixo : «vençudo so».
Atorgaróngelo los fideles, Per Vermudoz le dexó.

Don Martino e Díag Gonçálvez firiéronse de las lanças,
tales foron los colpes que les crebaron amas.
Martín Antolínez mano metió al espada,
relumbra tod el campo, tanto es linpia e clara ;

diol un colpe, de traviéssol tomava :
el casco de somo apart gelo echava,
las moncluras del yelmo todas gelas cortava,
allá levó el almófar, fata la cofia llegava,
la cofia e el almófar todo gelo levava,

ráxol los pelos de la cabeça, bien a la carme llegava;
lo uno cayó en el campo e lo al suso fincava.

Quando este colpe a ferido Colada la preçiada,
vido Díag Gonçálvez que no escaparie con el alma;
bolvió la rienda al cavallo por tornasse de cara,

espada tiene en mano mas no la ensayava.

Essora Martín Antolínez reçibiól con el espada,
un cólpel dio de llano con lo agudo nol tomava.

Essora el ifante tan grandes vozes dava:
«valme, Dios glorioso, señor, cúriam deste espada !»
el cavallo asorrienda, e mesurándol del espada,
sacól del mojón; don Martino en el campo fincava.

Essora dixo el rey: «venid vos a mi compaña;
«por quanto avedes fecho vençida avedes esta batalla.»
Otórgangelo los fideles que dize verdadera palabra.

Los dos han arrancado; dirévos de Muño Gustioz,
con Anssuor Gonçálvez cómmo se adobó.
Firiénsse en los escudos unos tan grandes colpes.
Anssuor Gonçálvez, forçudo e de valor,
firió en el escudo a don Muño Gustioz,
tras el escudo falssóle la guarnizón;
en vázio fue la lança, ca en carne nol tomó.
Este colpe fecho, otro dio Muño Gustioz :

por medio de la bloca el escúdol crebantó ;

nol pudo guarir, falssóle la guarnizón,

apart le priso, que non cab el coraçón;

metiól por la carne adentro la lança con el pendón,

de la otra part una braça gela echó,
con él dio una tuerta, de la siella lo encamó,

al tirar de la lança en tierra lo echó;

vermejo salió el astil, e la lança y el pendón.

Todos se cuedan que ferido es de muort.

La lança recombró e sobrél se paró ;
dixo Gonçalvo Anssuórez: «nol firgades, por Dios !

«vençudo es el campo, quando esto se acabó !»

Dixieron los fideles: «esto odimos nos».

Mandó librar el canpo el buen rey don Alfons,

las armas que i rastaron elle se las tomó.
Por ondrados se parten los del buen Campeador ;

vençieron esta lid, grado al Criador.

Grandes son los pesares por tierras de Carrión.

Autor

  • Anónimo
    Nacimiento autor: No aplica
    Fallecimiento autor: No aplica
    Nacionalidad: España
Movimiento: Edad Media

Poemario

Edición utilizada: 1913 - Ediciones de La Lectura

Comentarios

Vv. 3623-3697 del Cantar de mio Cid.