Delirio

Gloria Fuertes

—¡Madre! ¡Hay un pájaro en mi celda!

Entró un pájaro suave.

 

—No, que es un beso,

que no es un ave.

—¡Ay, mira, madre,

si parece una flor en el aire!

 

—No es una flor

ni un pájaro,

es un beso de alguien.

Hija, se iba a posar

y le asustaste;

indeciso, paró el vuelo en tu frente.

 

—¡Ay, madre,

no bajó hasta mi boca a refrescarse!

Era un pájaro loco y sin nadie,

me ha picado en la frente

y ha rozado mi sangre.

 

—No, hija, si no era un pájaro,

si era un beso grande.
—¿Sí?… ¡Sí! Que sabía a primero,

a distinto y a sangre.

 

¡Deja la ventana abierta

también esta noche, madre;

que besos para mis labios

vienen taladrando el aire,

que no posen en mi frente,

que bajen,

que mis labios tienen hambre!

—¡Ay, ay, tu cerebro, hija!

—¡Ay, lo que yo siento, madre!

—¡Ay, que hay besos en mi cuarto

y no hay labios en mi carne!

…Mi alma goza y sonríe.

¿Amor? ¿Amistad?… ya es tarde;

…el pájaro de su beso

en el árbol de mi talle.

—¡Ay qué fiebre tienes hija!

—No es fiebre; son versos, madre.

Autor

Movimiento: Generación del 50

Poemario

Título: Isla ignorada
Año de publicación original: 1950
Lugar de publicación original: Madrid
Publicación/Edición original: Musa nueva
Edición utilizada: 2007-Torremozas

Comentarios

Poema dedicado a Carlos Edmundo de Ory.