Delirio
—¡Madre! ¡Hay un pájaro en mi celda!
Entró un pájaro suave.
—No, que es un beso,
que no es un ave.
—¡Ay, mira, madre,
si parece una flor en el aire!
—No es una flor
ni un pájaro,
es un beso de alguien.
Hija, se iba a posar
y le asustaste;
indeciso, paró el vuelo en tu frente.
—¡Ay, madre,
no bajó hasta mi boca a refrescarse!
Era un pájaro loco y sin nadie,
me ha picado en la frente
y ha rozado mi sangre.
—No, hija, si no era un pájaro,
si era un beso grande.
—¿Sí?… ¡Sí! Que sabía a primero,
a distinto y a sangre.
¡Deja la ventana abierta
también esta noche, madre;
que besos para mis labios
vienen taladrando el aire,
que no posen en mi frente,
que bajen,
que mis labios tienen hambre!
—¡Ay, ay, tu cerebro, hija!
—¡Ay, lo que yo siento, madre!
—¡Ay, que hay besos en mi cuarto
y no hay labios en mi carne!
…Mi alma goza y sonríe.
¿Amor? ¿Amistad?… ya es tarde;
…el pájaro de su beso
en el árbol de mi talle.
—¡Ay qué fiebre tienes hija!
—No es fiebre; son versos, madre.
Género
Poesías infantilesAutor
-
Nacimiento autor: 1917Fallecimiento autor: 1988Nacionalidad: EspañaGénero: Mujer
Poemario
Comentarios
Poema dedicado a Carlos Edmundo de Ory.