Rosario, dinamitera

Miguel Hernández

Rosario, dinamitera,

sobre tu mano bonita

celaba la dinamita

sus atributos de fiera.

Nadie al mirarla creyera

que había en su corazón

una desesperación

de cristales, de metralla

ansiosa de una batalla,

sedienta de una explosión.

 

Era tu mano derecha,

capaz de fundir leones,

la flor de las municiones

y el anhelo de la mecha.

Rosario, buena cosecha,

alta como un campanario,

sembrabas al adversario

de dinamita furiosa

y era tu mano una rosa

enfurecida, Rosario.

 

Buitrago ha sido testigo

de la condición de rayo

de las hazañas que callo

y de la mano que digo.

¡Bien conoció el enemigo

la mano de esta doncella,

que hoy no es mano porque de ella,

que ni un solo dedo agita,

se prendó la dinamita

y la convirtió en estrella!

 

Rosario, dinamitera,

puedes ser varón y eres

la nata de las mujeres,

la espuma de la trinchera.

Digna como una bandera

de triunfos y resplandores,

dinamiteros pastores,

vedla agitando su aliento

y dad las bombas al viento

del alma de los traidores.

Autor

Movimiento: Generación del 36

Poemario

Año de publicación original: 1937
Lugar de publicación original: Valencia
Publicación/Edición original: Socorro Rojo
Edición utilizada: Obra poética completa - 2017 - Alianza Editorial