Afrenta de Corpes
“Entrados son los Ifantes al Robredo de Corpes
Los montes son altos, las ramas pujan con las nuoves,
A las bestias fieras que andan derredor.
Fallaron un vergel con una limpia fuont.
Mandan fincar la tienda Ifantes de Carrión
Con quantos que ellos traen yazen essa noch.
Con sus mugieres en braços demuestranles amor.
¡Mal gelo cumplieron, quanto salie el sol!”
Ordenan que se marchen todos,
ellos cuatro a solas se quedan.
Creed lo que os va a pasar,
ultrajadas en los montes de Dios.
Poco a poco las van quitando,
sin sus ropas las van dejando.
¡Vejadas hasta morir!
Miradas vacías de odio,
las caras de ellos demuestran,
Sus sonrisas se expresan muertas,
presagian lo inevitable.
¡Qué cobardes que llegan a ser!
Sus mujeres van a padecer
La ebriedad del odio.
Os lo rogamos, por mor de vuestras espadas,
podréis los dos.
Quitadnos la vida con ellas
y nuestra honra no se perderá.
De nada sirvió, cada golpe que ellos daban,
Con más gusto el otro realizaban,
y más fuerza empleaban.
No comprenden el por qué de la acción,
por ello sufren en su corazón
la ira de aquellos dos.
Heridas de roja sangre
manan de las cinchas de cuero.
Lluvia de azotes va cayendo
y sus cuerpos quedan destrozados.
Dadas por muertas son dejadas,
a su suerte abandonadas,
en aquel robledo.
Os lo rogamos, por mor de vuestras espadas,
podréis los dos.
Quitadnos la vida con ellas
y nuestra honra no se perderá.
Mas esto así no quedará,
a oídos del Cid todo llegará.
Proclama Cortes su querido rey,
prepara venganza contra aquellos.
En duelo retan sus validos,
su honra espera recuperar,
En peleas que acaecieron,
justicia y ley se proclamarán.
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Los versos introductorios están tomados literalmente de la edición de Menéndez Pidal, vv. 2697-2704. Luego se desarrolla libremente el episodio, con formulación en ocasiones inspirada en el texto original.
La alternancia entre texto original y añadido marca la estructura musical de esta composición. La primera cita del texto original (“Entrados son los Ifantes al Robredo de Corpes… ¡Mal gel cumplieron, quanto salie el sol!”) actúa como introducción de ritmo moderado. La segunda cita del original (“Os lo rogamos, por mor de vuestras espadas, podréis los dos. Quitadnos la vida con ellas y nuestra honra no se perderá”) constituye el estribillo, que aparece en dos ocasiones. El resto de la obra, correspondiente con el texto nuevo, se reparte en episodios muy segmentados, de intensidad gradual y pequeñas diferencias melódicas y armónicas, rasgo característico de la música punk. El primero ocupa siete versos (“Ordenan que se marchen todos… ¡Vejadas hasta morir!”, al igual que el segundo, inmediatamente posterior (“Miradas vacías de odio… La ebriedad del odio”). El tercero, tras la primera aparición del estribillo, ocupa seis versos (“De nada sirvió, cada golpe que ellos daban… la ira de aquellos dos”), y el cuarto, a continuación, siete de nuevo (“Heridas de roja sangre… en aquel robledo”). Tras la segunda y última aparición del estribillo, una serie de ocho versos nuevos adquieren el papel de coda o conclusión (“Mas esto así no quedará… justicia y ley se proclamarán”), con un carácter repetitivo. El estilo, pese a las posibles distorsiones instrumentales, resulta puramente tonal, tanto melódica como armónicamente.