La palmera levantina

Joan Manuel Serrat

La palmera levantina,

la columna que camina.

La palmera… La palmera…

 

La palmera levantina,

la que otea la marina,

la mediterránea era.

 

La que atrapa la primera

ráfaga de primavera,

la primera golondrina.

 

La que araña los luceros

y se ciñe los encajes

de las nubes a los zancos datileros.

 

La que brinda sol en grano al verderol.

La que se arroja de bruces contra el Sol.

 

El magnífico incensario

que se mece solitario.

La palmera… La palmera…

 

Al final de una colina,

contra azul extraordinario…

¡La palmera levantina!

 

La palmera lo primero

que ve el ojo marinero

de los mares de Levante.

 

La palmera la que encuna

al arcángel de la luna.

¡La palmera de Alicante!

 

Vedla, fina,

palpitar en el confín.

Vedla, presa, en la retina

de Azorín.

 

La palmera… La palmera…

 

Como manos compañeras,

al dejar mis anchos valles

y marchar de una mentira bella en pos,

como manos,

desde fondos de horizontes y colinas

me dijeron las palmeras

levantinas:

“¡Adiós!”.

 

(Transcripción propia a partir del audio y el poema original de Miguel Hernández; la puntuación y ortografía son estimadas)

Intérprete

Nacionalidad: España

Detalles discográficos

Tipo: Álbum
Año: 2010
Discográfica: Sony Music

Comentarios

Joan Manuel Serrat solo escoge algunos de los versos del poema. En este, Miguel Hernández, además de exaltar el paisaje del Levante español y de Alicante a través de la palmera, presenta a algunos de sus autores admirados: Virgilio, Azorín, Gabriel Miró y Heine. De estos cuatro autores, Serrat solo deja la mención a Azorín, tal vez por considerar que es el más conocido o familiar a los oídos de sus oyentes.

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