De cómo clérigos e legos, e flayres e monjas, e dueñas, e joglares salieron a reçebir a don Amor

Juan Ruiz (Arcipreste de Hita)

Día era muy santo de la Pascua mayor,
el sol era salido muy claro e de noble color,
los omes e las aves et toda noble flor
todos van resçebir cantando al Amor.

 

Resçíbenlo las aves, gayos et ruyseñores,
calandrias, papagayos mayores e menores,
dan cantos plasenteros e de dulçes sabores,
más alegría fasen los que son más mejores.

 

Resçíbenlos los árbores con ramos et con flores
de diversas maneras, de diversos colores,
reçibenlo los omes, et dueñas con amores,
con muchos instrumentos salen los atambores.

 

Allí sale gritando la guitarra morisca
de las voses aguda e de los puntos arisca,
el corpudo laúd que tiene punto a la trisca,
la guitarra latina con ésos se aprisca.

 

El rabé gritador con la su alta nota,
cab’ él el orabín taniendo la su rota,
el salterio con ellos más alto que la mota,
la vihuela de péndola con aquéstos y sota.

 

Medio caño et arpa con el rabé morisco,
entr’ ellos alegrança el gálipe françisco,
la rota dis’ con ellos más alta que un risco,
con ella el tamborete, sin él non vale un prisco.

 

La vihuela de arco fas’ dulçes de bayladas,
adormiendo a veses, muy alto a las vegadas,
voses dulses, sabrosas, claras et bien pintadas,
a las gentes alegra, todas las tiene pagadas.

 

Dulçe caño entero sal’ con el panderete,
con sonajas de asófar fasen dulçe sonete,
los órganos y disen chançones e motete,
la adedura albardana entre ellos se entremete.

 

Dulçema, e axabeba, el finchado albogón,
çinfonia e baldosa en esta fiesta son,
el françés odreçillo con éstos se compón’,
la neçiancha80 mandurria allí fase su son.

 

Trompas e añafiles salen con atambales,
non fueron tiempo ha plasenterías tales,
tan grandes alegrías nin atán comunales,
de juglares van llenas cuestas e eriales.

 

Las carreras van llenas de grandes proçesiones,
muchos omes ordenados, que otorgan perdones,
los legos segrales con muchos clerisones,
en la proçesión iva el abad de Bordones.

 

Órdenes de Çister con las de Sant Benito
la orden de Crusniego con su abat bendito,
quantas órdenes son non las puse en escrito,
venite exaltemus, cantan en alto grito.

 

Orden de Santiago con las del Hospital,
Calatrava e Alcántara con la de Buenaval,
abades beneditos en esta fiesta tal,
te amorem laudamms, le cantan et ál.

 

Allí van de Sant Paulo los sus predicadores,
non va y Sant Francisco, mas van flayres menores,
allí van agostines e disen sus cantores:
exultemus et laetemur, ministros et priores.

 

Los de la Trinidad con los frayles del Carmen,
e los de Santa Eulalia porque non se ensañen,
todos mandan que digan, que canten e que llamen:
benedictus qui venit, responden todos: «Amén.»

 

Frayles de Sant Antón van en esta quadrilla,
muchos buenos caballos e mucha mala silla,
ivan los escuderos en la saya cortilla,
cantando andeluya anda toda la villa.

 

Todas dueñas de orden las blancas, e las prietas
de Çistel, predicaderas, e muchas menoretas,
todas salen cantando, disiendo chançonetas:
mane nobiscum domine, que tañen a completas.

 

De la parte del sol vi venir una seña
blanca, resplandesiente más alta que la peña,
en medio figurada una imagen de dueña,
labrada es de oro, non viste estameña.

 

Traía en su cabeza una noble corona
de piedras de grand’ preçio, con amor se adona,
llenas trae las manos de mucha noble dona,
non compraríe la seña París nin Barçelona.

 

A cabo de grand’ pieça vi al que la traíe,
estar resplandeçiente a todo el mundo ríye,
non compraría Françia los paños que vistíe,
el caballo de España, muy grand preçio valíe.

 

Muchas compañas vienen con el grand’ emperante,
arçiprestes et dueñas, éstos vienen delante,
luego el mundo todo, et quanto vos dixe ante,
de los grandes roídos es todo el val sonante.

 

Desque fue y llegado don Amor el loçano,
todos finojos fincados besáronle la mano,
al que gela non besa teníanlo por villano;
acaesçió grand’ contienda luego en ese llano.

 

Con quáles posaríe ovieron grand porfía,
querría levar tal huésped luego la clerisía,
fuéronle muy contrarios quantos tienen fleylía,
también ellas como ellos querrían la mejoría.

 

Dixieron allí luego todos los religiosos e ordenados:
«Señor, nos te daremos monesterios honrados,
»refitorios muy grandes e manteles parados,
»los grandes dormitorios de lechos bien poblados.

 

»Non quieras a los clérigos por huéspedes de aquésta
»ca non tienen moradas, do toviésedes la fiesta:
»señor, chica morada a grand’ señor non presta,
»de grado toma el clérigo e amidos empresta.

 

»Esquilman quanto pueden a quien se les allega,
»non an de que te fagan servisio que te plega,
»a grand’ señor conviene grand’ palaçio e grand’ vega,
»para grand’ señor non es posar en la bodega.»

 

«Señor», disen los clérigos, «non quieras vestir lana,
»estragaríe un frayle quanto el convento gana,
»la su posadería non es para ti sana,
»tienen muy grand’ galleta, e chica la campana.

 

»Non te farán serviçio en lo que dicho an,
»mandan lechos sin ropa e manteles sin pan,
»tienen cosinas grandes, mas poca carne dan,
»coloran su mucha agua con poco açafrán.»

 

«Señor, sey nuestro huésped», disíen los caballeros:
«Non lo fagas, señor», disen los escuderos,
«darte an dados plomados, perderás tus dineros,
»al tomar vienen prestos, a la lid tardineros.

 

»Tienden grandes alfamares, ponen luego tableros
»pintados de jalderas como los tablageros,
»al contar las soldadas ellos vienen primeros,
»para ir en frontera muchos ay costumeros.»

 

«Dexa todos aquéstos, toma de nos serviçio.»
Las monjas le dixieron: «Señor, non avrías viçio,
»son pobres bahareros de mucho mal bolliçio,
»señor, vete connusco, prueba nuestro çeliçio.»

 

Allí responden todos, que non gelo consejavan,
que amavan falsamente a quantos las amavan,
son parientas del cuervo, de cras en cras andavan,
tarde cumplen o nunca lo que afiusavan.

 

Todo su mayor fecho es dar muchos sometes,
palabrillas pintadas, fermosillos afeytes,
con gestos amorosos e engañosos juguetes,
traen a muchos locos con sus falsos risetes.

 

Mío señor don Amor, si él a mí creyera,
el convid de las monjas aquéste resçibiera,
todo viçio del mundo et todo plaser oviera,
si en la mongía entrara, nunca se arrepintiera.

 

Mas como el grand’ señor non debe ser vandero,
non quiso resçebir el convid refertero,
dioles muchas graçias, estava plasentero,
a todos prometió merçed, et a mí primero.

 

Desque vi a mi señor, que non tenía posada,
et vi que la contienda era ya sosegada,
finqué los mis hinojos ant’ él e su mesnada,
demandele merçed aquesta señalada:

 

«Señor, tú me oviste de pequeño criado,
»el bien, si algo sé, de ti me fue mostrado,
»de ti fui aperçebido e de ti fui castigado,
»en esta santa fiesta sey de mí ospedado.»

 

Su mesura fue tanta, que oyó mi petiçión,
fue a la mi posada con esta proçesión,
todos le acompañan con grand’ consolaçión,
tiempo ha que non anduve tan buena estaçión.

 

Fuéronse a sus posadas las más de aquestas gentes,
pero que en mi casa fincaron los instrumentes,
mi señor don Amor en todo paró mientes,
ca vido pequeñas casas para tantos servientes.

 

Dis’: «Mando, que mi tienda finque en aquel plado;
»si me viniere a ver algund enamorado,
»de noche e de día allí, sea el estrado:
»ca todo tiempo quiere a todos ser pagado».

 

Desque ovo yantado, fue la tienda armada,
nunca pudo ver omen cosa tan acabada,
bien creo que de ángeles fue tal cosa obrada,
que omen terrenal d’esto non faría nada.

 

La obra de la tienda vos querría contar,
avérsevos ha un poco a tardar la yantar:
es una grand estoria, pero non es de dexar,
muchos dexan la çena por fermoso cantar.

 

El mástel, en que se arma, es blanco de color,
un marfil ochavado, nunca l’ vistes mejor,
de piedras muy preçiosas çerrado en derredor,
alúmbrase la tienda de su grand’ resplandor.

 

En la çima del mástel una piedra estava,
creo, que era robí, al fuego semejava,
non avía menester sol, tanto de sí alumbrava
de seda son las cuerdas con que ella se tirava.

 

En suma vos lo cuento por non vos detener,
si todo esto escribiese, en Toledo non ay papel,
en la obra de dentro ay tanto de faser,
que si lo desir puedo, meresçía el beber.

 

Luego a la entrada a la mano derecha
estava una mesa muy noble e muy fecha,
delante ella grand’ fuego, de sí grand’ calor echa,
quantos comen a ella, uno a otro asecha.

 

Tres caballeros comían todos a un tablero,
asentados al fuego cada uno señero,
non se alcançaríen con un luengo madero,
e non cabríen entr’ ellos un canto de dinero82.

 

El primero comía las primeras cherevías,
comiença a dar çanahoria a bestias de estabrías,
da primero farina a bueyes de erías,
fase días pequeños e mañanas muy frías.

 

Comía nueses primeras e asava las castañas,
mandava sembrar trigo e cortar las montañas,
matar los gordos puercos e desfaser las cabañas,
las viejas tras el fuego ya disen las pastrañas.

 

El segundo comía toda carne salpresa,
estava enturbiada con la niebra su mesa,
fase nuevo aseyte, con la blasa non l’ pesa,
con el frío a las de veses en las sus uñas besa.

 

Comíe el caballero el toçino con verças,
enclaresçe los vinos con ambas sus almuesas,
ambos visten çamarras, querríen calientes quesas:
en pos de éste estaba uno con dos cabeças.

 

A dos partes otea aqueste cabeçudo,
gallinas con capirotada comía a menudo,
fasíe serrar sus cubas, fenchirlas con embudo,
echar de yuso yelos que guardan vino agudo.

 

Fase a sus collasos faser los valladares,
refaser los pesebres, limpiar los albañares,
çerrar los silos del pan, e seguir los pajares,
más querríen entonçe peña que non loriga nin ijares.

 

Estavan tres fijosdalgo a otra noble tabla,
mucho estavan llegados, uno a otro non fabla,
non se podrían alcançar con las bigas de Gaola,
non cabría entre uno e otro un cabello de Paula.

 

El primero de aquestos era chico enano,
oras triste sañudo, oras seye loçano,
tenía las yerbas nuevas en el plado ansiano,
pártese del invierno, e con él viene verano.

 

Lo más que éste andava era viñas podar,
et engerir de escoplo e gavillas amondar,
mandava poner viñas para buen vino dar,
con la chica alhiara non l’ pueden abondar.

 

El segundo envía a viñas cavadores,
echan muchos mugrones los amugronadores,
vid blanca fasen prieta buenos enjeridores.
A omes, aves e bestias mételos en amores.

 

Éste tiene tres diablos presos en su cadena,
el uno enviava a las dueñas dar pena,
pésal’ en el lugar do la mujer es buena,
desde entonçe comiença a pujar el avena.

 

El segundo diablo entra en los abades,
arçiprestes e dueñas fablan sus poridades
con este compañero que les dan libertades,
que pierden las obladas e fablen vanidades.

 

Antes viene cuervo blanco que pierdan asnería,
todos ellos e ellas andan en modorría,
los diablos do se fallan, lléganse a compañías,
fasen sus diabluras e su truhanería.

 

Envía otro diablo en los asnos entrar:
en las cabeças entra, non en otro lugar,
fasta que pasa agosto non dexan de rebusnar,
desde allí pierden seso, esto puedes probar.

 

El terçero fidalgo está de flores lleno,
con los vientos que fase, grana trigo et çenteno,
fase poner estacas que dan aseyte bueno,
a los mosos medrosos ya los espanta el trueno.

 

Andan tres ricos hombres allí en una dança,
entre uno e otro non cabe punta de lança,
del primero al segundo ay una grand’ labrança,
el segundo al terçero con cosa non le alcança.

 

El primero los panes e las frutas granava,
fígados de cabrones con ruybarbo armoçava,
fuían d’él los gallos, a todos los matava,
los barbos e las truchas a menudo çenava.

 

Buscava casa fría, fuía de la siesta,
la calor del estío doler fase la tiesta,
anda muy más loçano que pavón en floresta,
busca yerbas e ayres en la sierra enfiesta.

 

El segundo tenía en su mano la fos,
segando las çebadas de todo el alfós,
comía las bebras nuevas, e cogía el arrós,
agrás nuevo comiendo embargole la vos.

 

Engería los árbores con agena cortesa,
comía nuevos palales, sudava sin peresa,
bebía las aguas frías de su naturalesa,
traía las manos tintas de la mucha çeresa.

 

El terçero andava los çentenos trayendo
trigos e todas mieses en las eras tendiendo,
estavan de los árbores las frutas sacodiendo,
el tábano al asno ya le iva mordiendo.

 

Comiença a comer las chiquitas perdiçes,
sacan barriles fríos de los posos heliçes
la mosca mordedor fas’ traer las narises
a las bestias por tierra, e abaxar las çervises.

 

Tres labradores viníen todos una carrera,
al segundo atiende el que va en delantera,
el tercero al segundo atiéndel’ en frontera,
el que viene non alcança al otro que l’ espera.

 

El primero comía uvas ya maduras,
comía maduros figos de las figueras duras,
trillando e ablentando aparta pajas puras,
con él viene otoño con dolençias e curas.

 

El segundo adoba e repara carrales,
estercuela barbechos e sacude nogales,
comienza a vendimiar uvas de los parrales,
escombra los rastrojos e çerca los corrales.

 

Pisa los buenos vinos el labrador terçero,
finche todas sus cubas como buen bodeguero,
envía derramar la simiente al ero,
açércase el invierno, bien como de primero.

 

Yo fui maravillado desque vi tal visión,
coydé que soñava, pero que verdat son,
rogué a mi señor que me diese raçón,
por do yo entendiese qué era o qué non.

 

El mi señor don Amor como omen letrado
en una sola palabra puso todo el tratado,
por do el que lo oyere será çertificado,
ésta fue su respuesta, su dicho ableviado:

 

«El tablero, la tabla, la dança, la carrera,
»son quatro temporadas del año del espera;
»los omes son los meses, cosa es verdadera,
»andan e non se alcançan, atiéndense en carrera.»

 

Otras cosas estrañas muy graves de creer
vi muchas en la tienda; mas por non vos detener,
e porque enojoso non vos querría ser,
non quiero de la tienda más prólogo faser.

 

Mío señor desque fue su tienda aparejada,
vino dormir a ella, fue poca su estada:
desque se levantó, non vido su mesnada,
los más con don Carnal fasían su morada.

 

Desque lo vi despaçio como era su criado,
atrevime e preguntel’ que el tiempo pasado,
cómo nunca me viera: a do avía morado
respondiome con sospiro e como con coydado.

 

Dixo: «En la invernada visité a Sevilla,
»toda el Andalusía, que non fincó y villa,
»allí toda persona de grado se me homilla,
»andando mucho viçioso quanto fue maravilla.

 

»Entrada la Quaresma víneme para Toledo,
»coydé estar viçioso, plasentero e ledo,
»fallé grand santidad, físome estar quedo,
»pocos me resçebieron nin me fesieron del dedo83.

 

»Estava en un palaçio pintado de almagra,
»vino a mí mucha dueña de mucho ayuno magra,
»con muchos «pater nostres» e con mucha oraçión agra,
»echáronme de la çibdat por la puerta de Visagra.

 

»Aun quise porfiar, fuime para un monasterio,
»fallé por la caustra e por el çiminterio
»muchas religiosas resando el salterio,
»vi que non podía sofrir aquel laserio.

 

»Coydé en otra orden fallar cobro alguno,
»do perdiese laserio, non pud’ fallar ninguno,
»con oraçión e limosna e con mucho ayuno,
»redrávanme de sí, como si fuese lobuno.

 

»En caridat fablavan, mas non me la fasíen,
»yo veía las caras, mas non lo que desíen,
»mercado falla omen, en que gana si se detíen’
»refés es de cogerse el omen do se falla bien.

 

»Andando por la çibdat radío et perdudo,
»dueñas e otras fembras fallava a menudo,
»con sus ‘Ave Marías’ fasíanme estar mudo,
»desque vi que me mal iva, fuime dende sañudo.

 

»Salí de esta laseria, de coyta e de lastro,
»fui tener la Quaresma a la villa de Castro,
»resebieron muy bien a mí e a mi rastro,
»pocos allí fallé, que non me llamasen padrasto.

 

»Pues Carnal es venido, quiero perder laseria,
»la Quaresma católica dola a Santa Quiteria,
»quiero ir Alcalá, moraré en la feria,
»dende andaré la tierra, dando a muchos materia.»

 

Otro día mañana antes que fues’ de día
movió con su mesnada Amor, e fue su vía,
dexome con coydado, pero con alegría,
este mi señor siempre tal costumbre avía.

 

Siempre doquier que sea, pone mucho coydado
con el muy grand plaser al su enamorado,
siempre quiere alegría, plaser e ser pagado,
de triste e de sañudo non quiere ser hospedado.

Autor

Movimiento: Edad Media

Poemario

Año de publicación original: 1330 (Aprox.)
Edición utilizada: 2000 - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

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Cuadernas 1225-1314 del Libro de buen amor.