La aurora – Federico García Lorca
La aurora de Nueva York – Loquillo y Luis Eduardo Aute
La aurora de Nueva York – Ribàs
La aurora – Alexis Cuadrado
La aurora de Nueva York – Manuel Lombo
La aurora de Nueva York – Magos Herrera y Miguel de Poveda
La aurora de Nueva York – Arcángel
La aurora – Manolo Tena
La aurora de Nueva York – Compañía Rafael Amargo
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.