Romance de la pena negra

Federico García Lorca

A José Navarro Pardo

 

Las piquetas de los gallos

cavan buscando la aurora,

cuando por el monte oscuro

baja Soledad Montoya.

Cobre amarillo, su carne,

huele a caballo y a sombra.

Yunques ahumados sus pechos,

gimen canciones redondas.

Soledad: ¿por quién preguntas

sin compaña y a estas horas?

Pregunte por quien pregunte,

dime: ¿a ti qué se te importa?

Vengo a buscar lo que busco,

mi alegría y mi persona.

Soledad de mis pesares,

caballo que se desboca,

al fin encuentra la mar

y se lo tragan las olas.

No me recuerdes el mar

que la pena negra, brota

en las tierras de aceituna

bajo el rumor de las hojas.

¡Soledad, qué pena tienes!

¡Qué pena tan lastimosa!

Lloras zumo de limón

agrio de espera y de boca.

¡Qué pena tan grande! Corro

mi casa como una loca,

mis dos trenzas por el suelo,

de la cocina a la alcoba.

¡Qué pena! Me estoy poniendo

de azabache, carne y ropa.

¡Ay mis camisas de hilo!

¡Ay mis muslos de amapola!

Soledad: lava tu cuerpo

con agua de las alondras

y deja tu corazón

en paz, Soledad Montoya.

 

*    *    *

 

Por abajo canta el río:

volante de cielo y hojas.

Con flores de calabaza,

la nueva luz se corona.

¡Oh pena de los gitanos!

Pena limpia y siempre sola.

¡Oh pena de cauce oculto

y madrugada remota!

Género

Romances

Autor

Movimiento: Generación del 27

Poemario

Año de publicación original: 1928
Lugar de publicación original: Madrid
Publicación/Edición original: Revista de Occidente
Edición utilizada: 2006-Cátedra
Temas: Poder

Comentarios

Hubo dos musicalizaciones anteriores a 1975, por eso no están recogidas en esta base de datos: Gabriela Ortega ‎(Federico García Lorca, 1958) y Alejandro Manzano, Antonio Maya ‎(Guitarra flamenca y poemas de García Lorca, 1973).