Elegía [a Ramón Sijé] – Miguel Hernández
Elegía – Niño de Elche con El Chojin
Compañero (elegía a Ramón Sijé) – Silvia Pérez Cruz y Raül Fernandez Miró
Elegía – Jarcha
Elegía a Ramón Sijé – Fraskito
Compañero – Enrique Morente
Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández – José Mercé
Elegía – Rosa Zaragoza
Elegía a Ramón Sijé – Verbo
Elegía – Vicente Monera
Elegía a Ramón Sijé – Los Juglares
Elegía a Ramón Sijé – Ricardo León
Elegía a Ramón Sijé – José Miguel Arranz
Elegía a Ramón Sijé – Oriana Quintero y Manuel Ramos
Elegía a Ramón Sijé – Grupo Lux Aeterna
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Ángel Rodríguez musicalizó por primera vez este poema de Miguel Hernández (Manifiesto Canción del Sur, 1971), y luego lo hizo Joan Manuel Serrat (Miguel Hernández, 1972). Ninguna de estados dos versiones está incluida en esta base de datos por ser anteriores a 1975.